El titular del Consejo Estatal Contra las Adicciones de Querétaro, Guillermo Tamborrel Suárez, admitió que la perspectiva de género es uno de los principales retos del organismo
El Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA) recuperó el 25 por ciento de la atención clínica, sin contratar personal adicional; destacó el titular del órgano Guillermo Tamborrel Suárez en rueda de prensa virtual, como parte del último informe de actividades de la administración 2015-2021, quien puntualizó que en ese periodo se incorporó la atención a la salud mental y a la ludopatía.
“Nos dimos cuenta que no iba a ser posible el que se atendiera el problema con los recursos que teníamos a la mano, es por eso que nos autoimpusimos una nueva misión que abarcó la generación de capital humano, es decir, difundir los conocimientos por medio de las personas que adquirieron herramientas. Con la implementación de la unidad de innovación y desarrollo pudimos implementar lo más nuevo, con tratamientos y acciones de prevención más novedosas y efectivas”.
Resaltó que está en proceso una prueba piloto una aplicación para teléfonos móviles que permite al usuario y al terapeuta dar seguimiento a su tratamiento en vivo, es decir, están conectados las 24 horas, lo que permitirá que estos sean “mucho” más efectivos.
“Estamos también en proceso de sumarnos a una plataforma de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que permitirá a cualquier ciudadano aplicar una autoevaluación, y dependiendo del resultado, ya sea recibir información, si es que fuese algo leve, o en dado caso, si la persona lo desea, que un terapeuta especializado lo contacte para recibir la atención necesaria”.
Entre los retos para la futura administración, dijo, será el incluir la perspectiva de género; pues el comisionado reconoció que hombres y mujeres, al tener distinta fisiología y roles sociales, procesan de forma distinta las drogas: “Esta diferencia no ha sido considerada ni en las acciones de prevención, ni tampoco en los tratamientos; a todos se les trata igual, cuando la realidad es que son diferentes, la forma en la que una mujer procesa las drogas es muy diferente a como lo procesa un varón y los tratamientos deben ser diferentes”.