El vocero de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, consideró que la violencia registrada en el Estadio Corregidora -el pasado sábado 5 de marzo- es una muestra de que la sociedad está desgarrada
La trifulca en el Estadio Corregidora, registrada el 5 de marzo, es el reflejo de una sociedad que está desgarrada, que sufre y cuyo tejido social está lesionado; en pocas palabras, en estos actos de violencia se observó el reflejo de una sociedad enferma, dijo el vocero de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril.
Además de reiterar su solidaridad con las personas que fueron golpeadas durante el partido Querétaro-Atlas, abundó en que la violencia, bajo ninguna de sus formas, tiene justificación alguna. Mencionó que los encuentros de futbol son un espectáculo; sin embargo, en el Estadio se observaron imágenes salvajes, brutales, vergonzosas, inaceptables y aterradoras.
“Vimos nosotros un fanatismo en su máxima expresión destructiva, pasiones desordenadas sin control; en pocas palabras, vimos el reflejo de una sociedad enferma”, enfatizó.
Mencionó que está en manos de la Fiscalía General del Estado de Querétaro determinar el móvil de los actos violentos, pues, incluso, refirió, es necesario investigar si fallaron los controles en el estadio, además de cómo es que había radios y armas entre las personas que participaron en la gresca o si hubo un consumo excesivo de alcohol y de drogas, así como otras interrogantes.
“Estas agresiones pues ya forman parte de nuestra historia queretana, los hechos se realizaron en Querétaro, estamos aquí, vimos a varios de los agresores con las playeras del equipo queretano; es algo, pues, que ahora nosotros los queretanos llevamos en nuestro rostro, y tenemos que enfrentar con madurez y con mucha responsabilidad, asumirlo de una manera plena”, expuso.
En otra información, a propósito de las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer, Martín Lara indicó que el Templo de Santa Rosa de Viterbo, del lado de Ezequiel Montes, registró pintas, como sucedió también en el Templo de San Francisco. Reiteró que la Iglesia no quiere violencia contra las mujeres; sin embargo, consideró que el grafiti es una forma de agresión.
