Mi hija me guía para cumplir el sueño americano: Rody

Hace más de un mes, Rody salió de su natal Honduras en busca del sueño ameericano. Foto: Fernando Trejo

Rody salió de su natal Honduras hace un poco más de un mes para poder darle a su hija mejores condiciones de vida

El sueño americano, una visión y modo de vida compartidos por miles y miles de latinoamericanos que buscan mejorar las condiciones de sus familias y por lo cual migran de sus países de origen para cruzar la frontera de México con Estados Unidos, sin importar las inclemencias del clima, la inseguridad, enfermedades y hasta la propia muerte.

Querétaro no está exento de formar parte de esta travesía que día con día muchos buscan conseguir. Es el caso de Rody, un hombre de 37 años, originario de la Atlántida, región ubicada en el norte de Honduras, quien, en entrevista, narró que su recorrido para llegar al estado no fue fácil, pero tiene fe en poder llegar hasta Estados Unidos para poder cumplir su sueño: darle una vida sin complicaciones a la pequeña que dejó en su tierra natal.

“Mi hija está en Honduras, yo siempre tengo comunicación con ella; ella es mi guía, yo siempre la llevo en mi corazón y mi alma. Ella es la que me da fuerza y por ella estoy tratando de llegar a los Estados Unidos”, dijo.

Hace poco más de un mes inició el viaje, cruzando de Honduras a Guatemala en una balsa para poder adentrarse en territorio guatemalteco y llegar hasta la frontera con Tapachula, en el estado de Chiapas, por medio de viajes en camiones de carga junto con otros migrantes.

Explicó que las razones para dejar su país fueron el tema de la seguridad y la alimentación, ya que la delincuencia se ha encargado de mantener hostigada a la población de su departamento, aunado al encarecimiento de los alimentos, servicios públicos y falta de empleo; así, la situación y la necesidad provocaron que tomara la decisión de salir de su país en busca de mejores condiciones de vida para él y su familia.

“El camino para nosotros los migrantes es muy pesado, nosotros llevamos casi un mes en la calle, porque tenemos que estar durmiendo en la calle, en el monte, pidiendo para que nos ayuden; uno viene llegando aquí enfermo, con dolores, y damos gracias a Dios que nosotros estamos aquí”, dijo.

Señaló que en su transitar por el territorio mexicano ha encontrado personas con buen corazón que la apoyan con algunas monedas o alimentos para continuar con su camino para poder llegar a los Estados Unidos.