El académico José Carlos Rojano Esquivel recordó que, a lo largo de la historia, la iglesia católica ha participado como mediadora en diversos conflictos sociales
Es bueno que la iglesia católica participe como mediadora en algunos conflictos armados o temas sociales, pero siempre hay que tener presente que no es su obligación, pues la paz y orden en el país son completamente responsabilidad del gobierno, manifestó José Carlos Rojano Esquivel, académico especialista en Derecho Internacional, luego de las declaraciones del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, acerca de que apoya las negociaciones entre la iglesia y narcotraficantes en el estado de Guerrero.
El entrevistado recordó que, a lo largo de la historia, la iglesia católica ha participado como mediadora en diversos conflictos sociales, tales como el conflicto del canal de Beagle, entre Argentina y Chile, donde el entonces papa Juan Pablo II tuvo una intervención importante; o como lo hizo el papa Francisco en los conflictos de Irak; sin embargo, dejó en claro que a la iglesia no le corresponde solucionar ninguno de estos conflictos, ya que solo actúa como un tercero que se ofrece de buena fe para lograr la contención de la violencia armada.
“La iglesia es una institución religiosa que tiene personalidad jurídica y puede realizar esas funciones, lo importante es saber que le corresponde al Estado mexicano perseguir el delito a través de sus instituciones y se toma como obligación primaria del Estado velar por la seguridad pública de toda la población”, precisó.
Rojano Esquivel sostuvo que el jefe del Estado debe tener en claro que la ayuda de la iglesia es bienvenida, sin embargo, es su gobierno el que tiene la obligación de resolver los problemas de inseguridad que persisten en estados como Guanajuato, Guerrero, Morelos, Michoacán y Estado de México, entre otros.
Lo anterior, luego de que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, diera a conocer en la mañanera realizada en Guerrero que respalda la negociación de paz que la iglesia y grupos criminales llevaron a cabo para mantener la paz en Chilpancingo, capital de Guerrero, y treguas que se espera que lleven a otros municipios del estado que también se ven seriamente afectados por la inseguridad.