Cada uno de estos aparatos puede llegar a producir un kilowatt hora por año (kWh/año) y se sabe que, en promedio, una casa consume entre tres y cuatro kWh/año
Los vientos fuertes que impactan a Querétaro podrían ser aprovechados para generar electricidad, según Jesús Alejandro Franco Piña, profesor titular de energías renovables en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Juriquilla.
“Hemos diseñado aerogeneradores que son de un metro por un metro y trabajan con viento turbulento. Se podrían poner en terrenos baldíos y en azoteas de casas o edificios”, expresa.
Estos aparatos, aún en fase de prototipo, serían eficientes en zonas altas de la entidad como Centro Sur, Juriquilla, Zibatá y Huimilpan, de acuerdo con este científico, quien precisa: “Por ejemplo, quedarían bien en los edificios construidos en pares, como las torres de departamentos de Centro Sur, donde ellas mismas causan una aceleración del aire, como si fueran un concentrador de viento; ahí se podría poner una estructura vertical con varios aerogeneradores y producirían bastante energía”.
Cada uno de dichos aparatos puede llegar a producir un kilowatt hora por año (kWh/año) y se sabe que, en promedio, una casa consume entre tres y cuatro kWh/año. Entonces, con cuatro de ellos bastaría para abastecer de energía a una vivienda.
“Aquí lo importante es que nosotros desarrollemos los aerogeneradores, sin importarlos. Si nada más somos compradores, siempre vamos a ir desfasados en el desarrollo de la tecnología, además de que siempre va a ser caro comprar cuando se depende de las innovaciones del extranjero”, afirma.
En este sentido, Franco Piña asevera que con apoyo gubernamental y de la iniciativa privada podría desarrollarse una red de empresas nacionales dedicada a la fabricación de estos productos, lo cual también implicaría la creación de miles de empleos especializados.
Respecto a sus aerogeneradores, sería preciso hacer pruebas con nuevos materiales, como fibra de carbono, para que contaran con una mayor resistencia a la intemperie.
“Actualmente son de plástico, sirven bien como prototipos, pero al aire libre se deterioran por la radiación solar”, puntualiza.
