Fe y alegría predominan alrededor de las tumbas de papás fallecidos

Varias personas visitaron los cementerios para reencontrarse con sus papás ya fallecidos. Foto: Jansel Jiménez

Este domingo en el conmemoración del Día del Padre, unas 2 mil personas visitaron el Panteón Cimatario para reencontrarse con sus papás ya fallecidos

La muerte no es el final, sino el principio de una vida basada en los recuerdos y la fe de que quienes ya se adelantaron siguen, desde el cielo, protegiendo a los familiares que aún permanecen en este mundo.

Este punto de vista se hizo patente durante el tercer domingo de junio, cuando alrededor de 2 mil queretanos acudieron a visitar las tumbas de los papás difuntos, en el Panteón Cimatario, de la capital del estado. La finalidad: conmemorar el Día del Padre.

En torno a las lápidas se agrupan sobre todo viudas e hijos, quienes con semblantes apesadumbrados colocan flores, rezan o, incluso, platican con los papás fallecidos, como si estuvieran ahí presentes, aún vivos, escuchándolos.

“Mi papá falleció hace 12 años. Acostumbro venir a visitarlo cada Día del Padre, pero también en otros días del año. Siento tristeza, nostalgia, muchos recuerdos vienen a mi mente, pero también tengo la esperanza de que ya está en un lugar mejor, donde no le duele nada”, expresa Imelda, de 55 años de edad.

Ella se encuentra sola, sentada frente a la tumba de su papá, pero con una media sonrisa comparte que pronto van a llegar su mamá y cuatro hermanos, para recordar y elevar plegarias por el eterno descanso del padre, quien a los 72 años murió a causa de cáncer.

“Éramos su adoración y seguramente nos está viendo y cuidando desde allá arriba”, afirma con la certeza de la fe.

En el cementerio, momentánea es la melancolía de Imelda y los miles de deudos, porque todos finalmente levantan el rostro al cielo en signo de resignación y consuelo, y hasta ponen la música que era del agrado del papá fallecido. Corridos de Los Cadetes de Linares y canciones rancheras de Vicente Fernández se escuchan en las bocinas portátiles.

Inclusive, otros visitantes contratan a un guitarrista, para que en vivo interprete las mañanitas o alguna otra melodía festiva con la intención de que la alegría predomine, porque así, alegres, le hubiera gustado al padre ver reunidos a sus familiares.