Petróleos Mexicanos (Pemex) y el Gobierno de México anunciaron que han prescindido de los servicios de Fitch para calificar a la paraestatal tanto a nivel global como local.
En un comunicado, el gobierno explica que esta decisión “obedece a la optimización en la contratación de servicios de calificación de valores adoptada por Pemex para hacer frente al complejo contexto económico actual”.
Asegura que “esta decisión no representa ningún obstáculo o riesgo para futuras emisiones de valores de Pemex, ya sea en el mercado nacional o internacional, toda vez que la empresa seguirá contando con los servicios de calificaciones crediticias necesarios que exige el marco regulatorio nacional e internacional para la emisión de valores, proporcionado con ello certidumbre a los inversionistas”.
Fitch tenía a Pemex en una calificación de “emisor con grado especulativo”, en una nota que corresponde a “BB-/perspectiva estable”.
La nota fue recortada el 17 de abril del año pasado en un solo escalón, en línea con la acción que realizó la agencia sobre la nota soberana de México.
Analistas consultados del fondo de inversión Franklin Templeton y de la consultoría Eurasia Group, explican que esta decisión de la paraestatal va en contra de las buenas prácticas internacionales que por años habían caracterizado a México.
“La decisión de cancelar el contrato con la calificadora no abona para generar certidumbre. Las mejores prácticas internacionales dicen que las emisiones deben contar con la calificación de las tres agencias con mayor presencia en el mercado mundial”, advirtió el vicepresidente y senior portfolio Manager en Franklin Templeton, Luis Gonzali.
Con él concuerda Carlos Petersen, analista de México para Eurasia Group, quien considera que “no tendrá un impacto grande en la percepción de los inversionistas, pero es una señal clara del rechazo que existe en esta administración hacia las calificadoras”.
Tal como dijo Pemex en el comunicado, al contar aún con las calificaciones de las otras dos agencias, Moody’s y Standard & Poor’s, puede salir al mercado si es necesario y cumplir con el marco regulatorio internacional.
Ambos analistas coinciden en que es difícil no pensar que están cancelando a quien los tiene con la calificación más baja.
La calificación de Pemex en Fitch es la más baja entre las tres agencias de mayor operación mundial. Le sigue la que tiene en Moody’s, que es también especulativa desde el 19 de abril del año pasado, que se encuentra en “Ba2/perspectiva negativa”, un escalón arriba del nivel donde estaba en Fitch.
Y la que tiene Pemex en Standard & Poor’s, que está atada a la soberana, y se encuentra en “BBB/Perspectiva negativa” que está en cambio, dos niveles arriba del grado de inversión.
Fitch declinó hacer comentarios respecto de la decisión del Gobierno. La última observación que otorgó sobre la calificación de Pemex fue en abril, al recortarla, cuando indicó que “si Pemex no contara con el respaldo del gobierno, su calificación estaría en “CCC-“ esto es hundida más en las notas especulativas, en el escalón donde están los emisores “más débiles”.
Una nota que indica que el tenedor que conserva sus títulos, que aún cumpliéndose las obligaciones de manera oportuna “existe la posibilidad real de que se presente alguna interrupción de pagos ahora, o en el futuro”.
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