Muchas veces el dinero que ganamos no alcanza para cubrir todos los gastos que tenemos, para hacerle frente a una emergencia o para hacer compras grandes; ante ello, la única alternativa que normalmente queda es endeudarse.
Deber dinero es pan de cada día para buena parte de la población, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Financiera (Ensafi), que elabora el Inegi, pues 36.2 por ciento de la población adulta mexicana tiene algún tipo de deuda.
Además de tener alineados nuestros compromisos financieros con la planeación presupuestal y capacidad de pago que tengamos, es importante saber que existen deudas que nos ayudarán a sacar adelante una situación extemporánea y otras que corresponden a lujos o gastos prescindibles, es decir, podemos dividir las deudas en buenas y malas.
Aprender a identificar el tipo de deuda que estamos a punto de adquirir y los efectos buenos o malos que nos traerá a corto, mediano y largo plazo es un paso fundamental para cuidar nuestra estabilidad financiera.
Elizabeth Mondragón, vocera de Yotepresto.com y Zenfi, plataformas digitales orientadas a servicios de salud financiera, explicó que las deudas buenas son aquellas denominadas expansivas.
“Una deuda buena te debe traer algún tipo de beneficio a tus finanzas, ya sea que sirva para aumentar tu patrimonio, para hacer crecer tu negocio o poder pagar tu educación”, enlistó Mondragón, agregando que adquirir un préstamo para pagar una deuda más elevada puede ser una deuda buena si alivia la presión financiera.
Algunos ejemplos de deudas expansivas serían los créditos hipotecarios, los préstamos estudiantiles o que ayudarán a la formación profesional; préstamos para comprar activos que aumenten su valor con el tiempo como antigüedades o inversiones alternativas y préstamos para tu negocio.
En el caso de la población más joven, el uso de tarjetas de crédito puede considerarse una buena deuda, pues crea historial crediticio y abre la puerta para la adquisición de productos financieros más importantes, como los créditos hipotecarios.
Las deudas malas son aquellas que se adquieren para comprar algún pasivo, es decir, un bien o servicio que no traerá un beneficio económico o cualitativo a nuestra vida, patrimonio o desarrollo profesional; a ellas también se les puede denominar deudas restrictivas.
“Cualquier cosa que ponga en peligro tus finanzas o que le tengas que destinar dinero que no regresará a ti representa una deuda mala”, explicó la vocera de Zenfi.
Adicionalmente, el adquirir un compromiso financiero para poder comprar un lujo es considerado una deuda restrictiva. Comprar un carro a través de un crédito automotriz, ropa a plazos con intereses, usar la tarjeta de crédito haciendo solamente el pago mínimo, créditos para pagar un estilo de vida al que no se puede acceder o viajes de placer son ejemplos de deudas que restringirán tu capacidad adquisitiva y planeación presupuestal mientras logras liquidarlas.
Con información de: El Economista
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