Personal sanitario privado está protestando en México por supuestamente haber sido dejado fuera del plan de vacunación contra el COVID-19 que priorizó a los médicos, justo cuando el país se prepara para una posible tercera ola de infecciones.
Enfurecidos por lo que ven como discriminación por parte de una administración que pone por delante al sector público, cientos de trabajadores de la salud que se habían reunido afuera de una escuela de medicina la semana pasada para inmunizarse contra el COVID-19 terminaron gritando “¡Queremos la vacuna!”.
Cerca de 500 de ellos eventualmente vio cumplido su deseo ese día.
“Nos dimos cuenta de que ni siquiera hemos sido contemplados”, dijo David Berrones, un oftalmólogo de Ciudad de México que el mes pasado lanzó un censo informal de profesionales médicos a la espera de una inyección.
El Gobierno informó que sí incluyó a los trabajadores de la salud privados de primera línea en sus planes iniciales de vacunación, pero que los esfuerzos para llegar a todos se vieron entorpecidos por registros de personal poco confiables.
Los médicos de México han pagado un alto precio en la crisis. Al menos 3 mil 679 miembros del personal de salud han muerto en la pandemia, que hasta ahora ha dejado más de 200 mil decesos en México, según los datos oficiales. Amnistía Internacional señala que el número de víctimas en ese sector es el más alto del mundo.
Las autoridades advirtieron que un nuevo aumento en los contagios podría seguir a las recientes vacaciones de Semana Santa.
Berrones y otros profesionales médicos argumentan frustrados que el Gobierno, de izquierda, dio prioridad a los trabajadores del sector público. Si bien las cifras sugieren que muchos miles de trabajadores de la salud aún están esperando vacunas, los datos no distinguen entre los sectores público y privado.
México tenía 964 mil empleados sanitarios trabajando en el sector público en 2019, según cifras oficiales. Reuters no pudo establecer cuántos trabajadores de la salud del sector privado hay en México.
Berrones detalló que más de 28 mil 700 miembros del personal médico y dental habían firmado desde el 11 de marzo el censo que elaboró, incluidos algunos del sector público.
Más de 877 mil 500 trabajadores de la salud habían recibido al menos una dosis hasta el 7 de abril, según datos del gobierno, que no diferenciaban entre el sector público y el privado.
México ha administrado hasta ahora casi 9.7 millones de dosis de vacunas en todo el país. También se ha priorizado a las personas mayores y a los docentes.
En comparación, Brasil, que ha vacunado a una porción similar de la población, ha administrado más de 7.3 millones de dosis a los empleados de la salud.
Argentina ha administrado 1.5 millones de dosis a los trabajadores sanitarios. Al igual que México, Brasil y Argentina no distinguen entre empleados del sector público y privado en sus datos.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, el zar local contra el coronavirus, manifestó esta semana que el Gobierno estaba dando protección a todos los empleados de la salud que la necesitaban cuando se le preguntó sobre cuántos miembros del personal sanitario privado habían sido vacunados.
Los esfuerzos para identificar a los profesionales médicos con mayor riesgo de infección se han complicado por las listas de personal “infladas” del sector privado, dijo López-Gatell.
La Secretaría de Salud no respondió a múltiples solicitudes de comentarios sobre este tema.
Un ginecólogo de Ciudad de México indicó que él y sus colegas en una pequeña clínica privada aún no están vacunados a pesar de tener que trabajar también en un hospital público bajo un esquema social obligatorio.
“Tan pronto como se pueda comprar la vacuna en Estados Unidos, me iré”, declaró a Reuters bajo condición de anonimato por temor a que pudiera costarle su trabajo.
Más de 40 médicos en su hospital firmaron una carta, fechada el 19 de marzo y vista por Reuters, exigiendo vacunas. Pero aún las están esperando, denunció.
Mientras tanto, la Academia Nacional de Medicina de México ha instado al Gobierno a tener en cuenta a todos los médicos “considerándolos como un grupo vulnerable de contraer la enfermedad”, en una carta fechada el 12 de marzo que se ve en su sitio en internet.
“Es como ir a la guerra”, dijo el médico. “¿Quiénes son las personas a las que les vas a dar armas primero? Soldados, ¿verdad?”.
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