En medio de un relajamiento generalizado de las medidas sanitarias por parte de toda la población, México ha entrado de lleno en un nuevo repunte de contagios y muertes por la pandemia de COVID-19
México arribó a un tercer repunte de la pandemia de COVIS-19 confiado y con la guardia mal puesta.
La narrativa triunfalista del gobierno, con el argumento de que fluye la vacunación y que los hospitales registran una baja ocupación, aunado al franco relajamiento de las medidas de prevención que acusa la población, así como un proceso de desmantelamiento de los hospitales temporales y los que habían sido sujetos a una reconversión, para afrontar la pandemia, han colocado al país en una posición poco favorable para reaccionar rápidamente y con eficacia ante la embestida de la enfermedad.
Además, ocurre el despido de decenas de médicos, enfermeras, fisioterapeutas y la poca atención al avance de nuevas variantes, ya presentes en al menos ocho entidades y que han demostrado ser mucho más agresivas en su propagación.
Pareciera que la apuesta de las autoridades es a que el rebrote se mantenga como inició: localizado en ciertos estados, afectando principalmente a adultos jóvenes que han reaccionado de una manera más favorable ante la enfermedad y que lo avanzado en la vacunación sirva para contenerlo.