A partir de este 16 de diciembre, inicia la celebración de una de las tradiciones más arraigadas en México durante la época de Navidad y Año Nuevo: las posadas, que se han convertido en motivo de reunión y fiesta entre familiares, amigos, compañeros de trabajo o vecinos.
Sin embargo, lo que ahora es sinónimo de festejo, comida, villancicos, piñatas, luces, dulces y ponche comenzó como una manifestación profundamente religiosa; impulsada durante la época colonial como parte del proceso de evangelización llevado a cabo por los es conquistadores españoles.
Las posadas católicas tomaron el lugar de una celebración tradicional del pueblo mexica, el cual festejaba durante el mes del Panquetzaliztli (en náhuatl) la llegada del dios Huitzilopochtli. Dicha fiesta comenzaba aproximadamente el 6 de diciembre y tenía una duración de 20 días, durante los cuales los pueblos originarios colocaban banderas en los árboles frutales y llevan estandartes a los templos principales.
Con la llegada de los misioneros agustinos al actual territorio mexicano, establecieron el realización de las “misas de aguinaldo”, que eran celebraciones religiosas al aire libre donde se llevaban a cabo lecturas de pasajes bíblicos y representaciones alusivas al nacimiento de Jesús, lo que hoy en día se conocen como pastorelas.
Además, comenzaron a entregarse a los asistentes pequeños regalos a los asistentes; así se originaron los emblemáticos aguinaldos, que se transformaron en los dulces y golosinas que actualmente se entregan a las niñas y niños.
“Después de la independencia de México, esa costumbre de acudir a las celebraciones de las ‘misas de aguinaldo’ desapareció casi en su totalidad. Fueron los fieles seguidores quienes las rescataron y las llevaron a cabo en sus propias casas, naciendo así la tradición de las posadas”, explica el Gobierno de México.
Por su parte, Ana Silvia Rábago Cordero, académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), detalla que fue durante el Siglo XIX, cuando se extendió la costumbre de romper piñatas durante las posadas.
Al respecto, el historiador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Alejandro Tovar, destaca que –si bien es cierto que la Navidad es una celebración universal– las posadas, las piñatas y las pastorelas se han convertido en un símbolo de la identidad de México.
“Desde hace dos siglos, las fiestas navideñas se celebran en México con una remarcada influencia novohispana y católica. Si bien es cierto que muchas de estas costumbres predominan en gran parte del mundo, hay otras tradiciones cuyo arraigo se percibe principalmente en México y son símbolo de identidad”, enfatiza.
Aunque la tradición establece que las posadas concluyen el 24 de diciembre con el festejo del nacimiento de Jesús, hay regiones del país donde estas celebraciones con piñatas, ponche, luces, dulces y comida se prolongan hasta finales de diciembre y los primeros días de enero.
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