En 2019 el Inegi reportó más de 104,000 decesos por diabetes, pero para 2020 el número creció a más de 150,000 casos, cifra que se calcula que se mantuvo en un monto parecido a lo largo del 2021
Las incapacidades laborales por la epidemia de la diabetes disminuyeron en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) desde que sobrevino la pandemia de COVID-19. Pero a esa buena noticia le sigue una mucho menos alentadora: en 2020 murieron al menos 50,000 personas más por esa enfermedad metabólica en comparación con 2019. Y con cifras preliminares, en 2021 se registró una tasa similar.
Las complicaciones por diabetes pueden afectar el desarrollo de quienes la padecen, por ejemplo, en el ámbito del trabajo, señala el doctor Mauricio Hernández Ávila, director de Prestaciones Económicas y Sociales del IMSS. Y también daña la productividad de los centros laborales, agrega en entrevista.
Por ese motivo, “estamos trabajando con las empresas un programa amplio de prevención y promoción de la salud en los espacios laborales. Está demostrado que son lugares muy efectivos para promover la salud y el bienestar de las personas”, dice.
Antes de la COVID-19, “otorgábamos 6,000 incapacidades semanales por diabetes. En los meses más fuertes de la pandemia en 2020 llegamos a 3,300”, informa. Desde agosto de 2021 subieron a 5,700 en promedio, pero todavía siguen estando por debajo de los niveles prepandémicos.
Esa disminución “se debe a que las personas se quedaron en casa resguardadas”. Y si no han incrementado por encima de 6,000 es porque “los trabajadores aún tienen miedo de acudir a los hospitales a tramitar la incapacidad”.
En 2019, más de 104,000 personas murieron por diabetes, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Para 2020 las defunciones por esa causa aumentaron a 151,019 casos. Las últimas cifras, publicadas por el Inegi en enero pasado indican que en el primer semestre de 2021 hubo 74,418 fallecimientos asociados a esta enfermedad.
Pensiones prematuras
En 2020 casi 8 millones de trabajadores y trabajadoras del sector formal tuvieron que resguardarse en casa porque padecían alguna condición que les ponía en grave vulnerabilidad ante el contagio de COVID-19. De esa población, el 20% tenía diabetes. “El resto fue por motivos de embarazo, sobrepeso y obesidad, hipertensión arterial y otras enfermedades crónicas”, señala Mauricio Hernández.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera esta enfermedad una epidemia. En México es la tercera causa de muerte y en 2019 fue la novena a nivel global. La OMS estima que en ese año más de 1.5 millones de defunciones fueron consecuencia directa de esta afección.
En 2016, la Secretaría de Salud (SSa) emitió la declaratoria de emergencia epidemiológica para todo el territorio nacional, ante la magnitud y trascendencia de los casos de diabetes mellitus. En ese año provocó más de 98,000 muertes.
Al año, casi 40,000 trabajadores reciben una pensión prematura en México por enfermedades generales. La más frecuente es la diabetes, el 44%, informa el doctor Mauricio Hernández. Le siguen la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y algunas otras.
El mal control de ese padecimiento puede ocasionar insuficiencia renal o úlceras en miembros, lo que lleva a amputaciones e incapacitan a las personas para realizar varias actividades, puntualiza el director de Prestaciones Económicas y Sociales del IMSS.
La nueva estrategia
Desde las primeras semanas de la pandemia de COVID-19, el IMSS implementó un programa de recetas resurtibles para enfermedades crónicas. “Eso contribuyó a que no tuvieran que acudir a la clínica, también por eso disminuyeron las incapacidades”, explica el funcionario.
Cada licencia laboral que otorga el instituto por este padecimiento “es de tres a cuatro días en promedio. Para una diabetes complicada es de muchos más días”. En 2019 se expidieron 85,000 incapacidades en total.
Pero incluso si las personas acuden a su trabajo, los malestares merman su capacidad de trabajo. El presentismo laboral es un problema que impacta la productividad de las empresas y del país, se calcula que representa una pérdida del 3.7% del Producto Interno Bruto (PIB).
El IMSS ha desarrollado campañas como “Chécate, Mídete, Muévete”, para la prevención y control del sobrepeso, y Prevenimss. “Pero en las empresas no han sido muy efectivas porque las prestaciones económicas por enfermedades crónicas siguen subiendo. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo”, reconoce.
“No hay una responsabilidad normativa de las empresas para promover la salud y esa es una debilidad. Pero sí hay una intención muy grande de los empleadores, la COVID-19 nos alertó de manera dramática sobre este problema”.
Es muchos países del mundo están abordando la diabetes desde lo centros laborales, “se llama salud total en el trabajo. Así que vamos a reforzar la prevención de riesgos en las empresas combinándolo con la promoción de la salud”.
Esto permitirá también mejorar la productividad y eliminar la rotación, asegura. La nueva estrategia consiste en “trabajar con grupos de empresarios, en diciembre tuvimos una reunión amplia en Ciudad Juárez, Chihuahua, para detonarla. Se basa en el compromiso de las empresas de llevar a cabo acciones”.
El instituto pondrá a disposición de las organizaciones una oferta educativa sobre esta enfermedad y su prevención. “Eso no va a cambiar por sí solas las cosas, el empresario tiene que hacer cambios para que los trabajadores modifiquen sus hábitos”.
Por ejemplo, prohibir el tabaquismo en cualquier parte de las instalaciones, crear programas de actividad física, cambiar el menú en los comedores que sean saludables. También, enlista, “establecer vínculos con centros de seguridad social, en el IMSS contamos con deportivos, albercas, canchas de futbol y basquetbol”.
Este lunes, el instituto anunció la realización del congreso internacional Entornos laborales, seguros y saludables, en el que se abordará éste y otros desafíos. El encuentro se llevará a cabo el 14 y 15 de julio de este año en Monterrey, Nuevo León.
