La lealtad de las mascotas es pura y eterna, pero triste cuando los “amos” fallecen, ese es el caso de Pimpón, el lomito queretano que esperó hasta su último aliento el reencuentro con su dueño
El “Hachiko” queretano fue un perrito llamado Pimpón, al cual su dueño rescató de la calle y desde ese momento siempre lo acompañaba todos los días a tomar la ruta a su trabajo, pero un día, un camión atropelló al hombre que lo adoptó y el can se quedó esperándolo, según locatarios.
El peludito siguió aguardando la llegada del hombre que le dio esperanza, con paciencia continuó en el mismo lugar, día tras día, para reencontrarse con él, pero ese momento nunca llegó.
Por eso, en honor a la lealtad de este lomito, en el camellón de la Alameda Hidalgo de la calle Pasteur, en el centro de la ciudad de Querétaro, se erige un monumento a Pimpón, quien se negaba a abandonar el punto donde vio por última vez a su dueño.
Aunque también destaca la versión de que la estatua se erigió para homenajear a un perro (“Bebello”) adoptado por Maximiliano de Habsburgo en su estadía en tierras queretanas.
Sin embargo, cuenta la leyenda que el monumento cobra vida, de ahí que la gente que pasa por ese lugar “le da de comer” al perrito.
La fama de Pimpón es tal que, inlcuso, es comparado con el reconocido perro japonés Hachiko, quien también fue leal hasta el último aliento esperando a su dueño, pese a que éste ya había fallecido. ¿Ya conocías la historia de este famoso lomito queretano?
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