
El Gobierno de Francia estudia proponer un impuesto de 2 por ciento al patrimonio de aquellas personas que tengan bienes con un valor superior a los 100 millones de euros
Aplicar un impuesto a los multimillonarios para contribuir a la reducción del déficit que ha motivado la caída del Gobierno de Francia está pasando a ocupar el centro del debate político en las negociaciones del nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, para elaborar los presupuestos de 2026.
Lecornu intenta ampliar la base parlamentaria para intentar sacar adelante esos presupuestos con los socialistas, cuya principal exigencia, que respaldan los sindicatos, es el conocido como "impuesto Zucman" que gravaría con un dos por ciento el patrimonio de los que tienen bienes con un valor superior a 100 millones de euros, condición que cumplen unos mil 800 contribuyentes en Francia.
El economista Gabriel Zucman, que es quien lo ha ideado, calcula que permitiría recaudar unos 20 mil millones de euros anuales. Es decir, casi la mitad de la reducción del déficit que pretendía el anterior jefe de Gobierno, el centrista François Bayrou, en su proyecto de presupuestos para 2026 que contemplaba sobre todo congelar las prestaciones sociales y eliminar dos días festivos.
Un proyecto que le obligó a dimitir el pasado día 8 al perder la moción de confianza que él mismo había convocado para intentar validar una trayectoria de reducción del déficit que debía permitir llegar a un tres por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2029, frente al 5.8 por ciento de 2024.
El Partido Socialista (PS), cuyo apoyo parece fundamental para que el Gobierno de Lecornu (que todavía está por constituir) pueda sobrevivir a corto plazo, exige un ajuste del déficit de menor magnitud y, sobre todo, que vendría de la mano de los ingresos adicionales por ese impuesto a los muy ricos.
Para los cientos de miles de manifestantes que salieron a las calles este jueves en una jornada de protestas convocada por todos los sindicatos, el rechazo a los recortes sociales y la exigencia de un impuesto a los multimillonarios era igualmente una de las principales reivindicaciones.
Zucman lo justifica en primer lugar para "corregir" una de las paradojas del sistema fiscal francés, ya que mientras "las clases medias y populares pagan un 50 por ciento de sus ingresos en impuestos" directos (como el de la renta) e indirectos (como el IVA), en el caso de los multimillonarios "es sólo el 27 por ciento", lo que incumple el principio constitucional de la igualdad.
La nueva tasa se aplicaría como un gravamen adicional a lo que ya abonan los ultrarricos hasta llegar al equivalente de ese dos por ciento de su patrimonio, que en su caso está constituido esencialmente por acciones de empresas que cotizan en bolsa. Y ese capital se ha revalorizado, según sus cálculos, a un ritmo medio del orden del ocho por ciento anual en los cuatro últimos decenios.
Para el PS, este impuesto tiene una función recaudatoria evidente, pero también es un símbolo del giro que exige tras ocho años y medio de gobiernos de Emmanuel Macron al que se ha descalificado como "el presidente de los ricos", entre otras cosas porque una de sus primeras prioridades al llegar al Elíseo fue suprimir el impuesto sobre la fortuna.
Lecornu ha dado señales de que está dispuesto a aumentar la imposición a las grandes fortunas, pero no bajo la forma del "impuesto Zucman", sino sobre una base de cálculo que excluiría los bienes profesionales, con el argumento de no perjudicar el desarrollo y las expansión de las grandes empresas francesas y que no se vean lastradas en la competencia internacional.
Trump amenaza con quitarle permisos a canales que lo critiquen
Comparte esta nota: