
El astro argentino Lionel Messi marcó el gol del triunfo para el Inter Miami, que derrotó 2-1 al Porto en el Mundial de Clubes 2025 disputado en Estados Unidos
Un golpeo de falta magistral de Leo Messi, de zurda a la escuadra, con música, impulsó a Inter Miami en el Mundial de Clubes, a un paso de los octavos de final, tras remontar a un Oporto endeble en defensa y sin capacidad de reacción en un partido en el que se jugó a lo que impuso el astro argentino.
A cinco días de cumplir 38 años, Messi sigue dando lecciones de fútbol en los terrenos de juego. Eterno Leo, haciendo jugar a Inter Miami, diseñando cada acción de peligro con una visión privilegiada a la que ya no le acompaña a su velocidad Luis Suárez. A falta de socios, el argentino se bastó para tumbar a un decepcionante Oporto.
Era el 1:45 de partido y una acción devolvió a la memoria de cualquier aficionado al fútbol, tantas otras conexiones del pasado. Como si el tiempo no hubiera pasado. Messi se descuelga, la pone de zurda al espacio, donde tantas veces apareció Jordi Alba, hoy suplente, para que la enganchase de zurda Luis Suárez. La imaginación, la precisión en el toque suave a espalda de la defensa. La parada abajo de Claudio Ramos.
Fue toda una declaración de intenciones. En Atlanta se iba a jugar a lo que quisiera Leo. Arrancó dando una 'masterclass'. Inventando asistencias que en otros tiempos de Luis Suárez habrían acabado en la red. Al uruguayo le pesa la edad. Falto de velocidad pese a seguir viendo, como goleador hasta el último de sus días, el espacio por donde aparecer y la zona donde generar peligro.
Era un monólogo del Inter Miami hasta que la primera aparición del Oporto acabó en penalti. Una de esas acciones castigadas desde el videoarbitraje que un colegiado no considera penalti en directo. Allen, con la punta de la bota, impactó en la carrera de João Mário. Samu asumió la responsabilidad y, pese a que Ustari le adivinó el lado, la potencia del golpeo mantuvo su pleno de acierto en penas máximas. Su tanto 26 del curso. Un 9 potente al servicio de Luis de la Fuente en la selección española.
En el campo había un jugador que, pese a su edad, 18 años, asumió el pulso de calidad con Messi. Es Rodrigo Mora y cada partido deja gestos repletos de calidad. Uno de esos futbolistas diferentes que ya han derribado la puerta de la elite de forma prematura. Un gran control, un taconazo para inventar una ocasión de Samu, derrochando personalidad cada vez que entra en contacto con el balón.
En sus botas estuvo una acción que pudo cambiar el rumbo. Antes respondió Messi. Todo oscilaba en torno a su figura, sin un marcaje estrecho de ningún rival, disfrutando de su libertad de movimientos. Regates en seco y pases a los movimientos de sus compañeros. La velocidad por fuera Allende y Segovia, la aparición al espacio de Cremaschi. A Inter Miami le castigaba el error en la finalización.
💗 An unforgettable game for @InterMiamiCF!#FIFACWC
— FIFA Club World Cup (@FIFACWC) June 20, 2025
Perdonaba una más Luis Suárez, con todo para marcar, en carrera, después de que un error en el inicio de jugada de Marcano acabase con el pase perfecto de Messi. El mano a mano ante el portero lo culminaba con un disparo al cuerpo. Sin confianza en la definición. Demostrando que su perfil actual no es el del 9 que pide la visión asistente de Leo.
El Oporto dio un paso atrás para rebajar sufrimiento. Pecó de conformismo. Se olvidó de atacar, no explotó el contragolpe que sacase a relucir las carencias defensivas del equipo de Mascherano. En acciones aisladas lo pudo comprobar. Cuando Samu pidió un penalti, agarrado en el momento de rematar un servicio desde la derecha de João Mário. Antes de la acción de Rodrigo Mora clave. Tras amagos y con un disparo de diestra que sacó bajo palos Falcon.
Esa renacer inesperado del Oporto le pudo dar el partido en momentos de cansancio del rival. Samu, exhibiendo potencia en carrera en una acción en solitario, se topaba con el portero rival de zurda. El poste repelía un gran disparo desde fuera del área de Alan Varela.
De golpe, todo cambió en la segunda parte. El Oporto se deshizo tras dos golpes recibidos en siete minutos. El primero nada más reanudarse el partido. Tras un gesto de calidad de Busquets, al mando del juego, girando y lanzando una acción que acabó en centro la derecha de Weigandt y un golpeo potente de Velasco Segovia castigando la pasividad defensiva portuguesa.
Sin tiempo para reaccionar, Messi era derribado al borde del área y no desaprovechaba la oportunidad. El golpeo con guante de seda de zurda a la escuadra. La locura desatada en un estadio vestido con su camiseta. Un nuevo capítulo de una leyenda que sigue ganando partidos.
Le tocaba proponer al Oporto y le faltaron cualidades. Incluso sufrió cuando Inter Miami, bien replegado, interpretando bien lo que le pedía el partido, le buscó en contragolpes. Los intentos portugueses fueron a la desesperada, sin espacios para correr. La única vez que lo hizo William Gomes se topó con la rápida salida de Ustari.
Y así murió el partido, entre intentos de Samu que no encontraron puerta, y dos ocasiones para hacer mayor la herida de Picault y un balón picado de Messi que habría sido la guinda al primer triunfo de Inter Miami que acaricia los octavos y llena de dudas al Oporto.
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