
Desde 2021, la lava ha brotado esporádicamente a través de varias fisuras que atraviesan el suroeste de Islandia
La vista desde arriba
Los científicos de la Oficina Meteorológica de Islandia pueden detectar lo que ocurre en profundidad y localizar las sacudidas más pequeñas mediante redes de sismómetros. Éstos alertan al equipo de la rotura de rocas en la corteza y señalan con precisión dónde se está produciendo. Los sensores que se comunican con constelaciones de satélites de navegación pueden proporcionar mediciones puntuales de los minúsculos movimientos de la superficie terrestre, y las imágenes de radar por satélite pueden utilizarse para cartografiar y medir la forma tridimensional de la superficie cambiante. El enjambre de terremotos que comenzó a finales de octubre es el último de una secuencia de acontecimientos que comenzó a principios de 2020 y que hasta ahora ha culminado en tres erupciones en el sistema volcánico de Fagradalsfjall, en el suroeste de Islandia, en 2021, 2022 y, más recientemente, en el verano de 2023. Cuando comenzaron los terremotos esta vez, se agruparon alrededor y debajo de otro sistema volcánico: Thorbjörn, a 10 kilómetros al oeste de Fagradalsfjall. Al principio, no se apreciaba ninguna deformación de la superficie terrestre y no estaba claro si se trataba sólo de un reajuste de la corteza tras el anterior episodio de ruptura. Pero una vez que las señales mostraron que la superficie de la Tierra empezaba a abombarse, esto indicaba que nuevo magma estaba entrando en la corteza. Durante el pasado fin de semana, las cosas evolucionaron rápidamente. El tamaño, el número y la localización de los terremotos indicaban que una fractura de la corteza se estaba llenando de magma a unos 5 km de profundidad. A medida que el magma seguía fluyendo hacia ella, las puntas de la fractura se abrieron, discurriendo a través de la corteza hasta que el nuevo dique tuvo unos 15 km de longitud. El magma aún no ha llegado a la superficie, pero los patrones de movimiento del terreno y los modelos informáticos sugieren que ya se ha acumulado un charco de magma a menos de un kilómetro de la superficie.¿Es inminente una erupción?
En el momento de escribir estas líneas, parece bastante probable que este magma salga a la superficie e inicie una erupción. Pero los equipos de vigilancia sólo sabrán cuándo y dónde está a punto de producirse cuando detecten los signos reveladores de magma en movimiento. Estas señales podrían incluir el “zumbido” repetitivo de un temblor volcánico, señal de que el magma puede entrar en erupción en cuestión de horas, o de la proliferación de terremotos a muy poca profundidad. Por ahora, el dique parece extenderse directamente por debajo de la ciudad de Grindavik, una comunidad pesquera cercana al extremo suroccidental de Islandia. Si se produce una erupción en la superficie terrestre, es probable que sea similar a las erupciones de 2021-2023 en Fagradalsfjall, con una grieta o fisura que se abre en la superficie de la Tierra y fuentes de roca fundida al rojo vivo, con lava fluyendo cuesta abajo y alejándose del lugar de la erupción. Esto supondrá una amenaza dependiendo de dónde empiece la erupción y hasta dónde fluya la lava. Los vapores de gas liberados por el magma en erupción combinados con la quema de turba y vegetación podrían crear un aire tóxico dependiendo de la velocidad de la erupción y de la dirección del viento. Si se produce una erupción en la ciudad de Grindavik, los efectos podrían ser similares a los de la erupción de Eldfell que sepultó una parte de la ciudad de Heimaey en 1973. De ahí la evacuación preventiva de la ciudad, de la cercana central geotérmica de Svartsengi y de la laguna azul, una de las atracciones turísticas más conocidas de Islandia. Si se inicia una erupción en el extremo sur del dique, que se extiende mar adentro, el encuentro de la lava caliente con el agua de mar en una erupción submarina podría generar explosiones a pequeña escala y nubes de ceniza locales, y liberar más gases nocivos procedentes del agua de mar hirviendo. Aunque probablemente no tendría efectos tan generalizados como los de la erupción del Eyjafjallajökull de 2010, que cerró el espacio aéreo sobre una amplia zona del norte de Europa durante varias semanas, hasta una pequeña erupción submarina se sumaría a los retos que las autoridades deben gestionar incluso en un país bien preparado como Islandia.Islandia, en alerta por mil sismos y probable erupción volcánica
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