En los últimos días hemos sido testigos de todo tipo de enfrentamientos entre la clase política, desde verbales, hasta físicos; el mensaje hoy es que entre quienes no comparten ideas y pensamientos es imposible dialogar.
La presidenta Claudia Sheinbaum acusó la semana pasada a sus adversarios de no tener argumentos y con ironía, los mandó a practicar yoga: “Se desesperan mucho, tienen mucho odio, por eso digo que hagan yoga, que se tranquilicen, que se relajen”.
En tanto, el presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, llamó a la unidad nacional, a buscar acuerdos, entendimientos y caminos que nos identifiquen en propósitos comunes y no que nos alejen irremediablemente en la confrontación y en la diferencia.
“No es el camino la irracionalidad, ni el odio, ni el rencor; tampoco el discurso irracional. No, no aceptemos la ira o la furia como alternativa de discurso”, dijo.
Pero entonces ¿cuál es el camino para lograr el México de la conciliación, el México del decoro, el México del progreso y el México humanista del que habló el legislador en medio de pitorreos, denostaciones y zumbidos de megáfonos? ¡Tolerancia!, sí, mucha tolerancia; pero ¿qué es realmente la tolerancia?
José María Barrio Maestre, Doctor en Filosofía y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, se centra particularmente en la noción de este concepto, tras advertir que existe hoy una “sobrecarga retórica” en relación con términos como tolerancia, pluralismo, democracia, libertad, etc., que dificulta saber de qué se está hablando cuando son utilizados.
En “Tolerancia y Cultura del Diálogo” (2003), el académico sostiene que tolerar no implica aprobar: “Se aprueba lo que es bueno, y se tolera lo que no es tan malo. Dicho de otra forma, es bueno tolerar ciertos males, pero que sean tolerables no significa que no sean malos”.
También puntualiza que no es lo mismo tolerar que respetar: se tolera lo malo (el mal menor) y se respeta lo bueno. El objeto propio del respeto es la persona y su dignidad, explica, pero, ello no implica que se valide lo que piensa o hace: “Confundir el respeto que a la persona se debe, con el respeto a sus enfoques antropológicos y existenciales resulta letal para el verdadero diálogo”.
¿Cómo lograr entonces que los “alitos”, los “noroñas”, las “Lilly Téllez” y nosotros mismos podamos dialogar?
José María Barrio refiere que se requieren dos actitudes fundamentales: Por un lado, tener algo qué aportar, a sabiendas de que nuestra opinión es solo una “pretensión de verdad”; y, por el otro, escuchar y estar dispuesto a cambiar de parecer.
“La honestidad intelectual puede obligar a ello, si a lo largo del diálogo se ponen de manifiesto razones suficientes: datos o elementos de juicio con los que antes no se contaba, comprobaciones o verificaciones que no se habían efectuado hasta ahora, etc.”.
Advierte, sin embargo, que hay discusiones que aparentan seriedad, pero que no lo son; por ejemplo, muchos debates televisados que son meras “poses pluralistas” en las que más bien se exponen puntos de vista con poca precisión y tiempo, lo que acaba en “espectáculos circenses” cuyos participantes no toman en cuenta lo que se dice y solo piensan en dejar en ridículo a quien tienen enfrente.
Habla también sobre la ironía, y refiere que es utilizada, no como incentivo útil para convencer sobre el argumento, sino como un arma violenta en contra de quien lo sostiene… ¿Le suena a usted esto?
“La seriedad auténtica depende principalmente del estudio previo que se haya hecho y de la capacidad de escuchar atenta, en primer término, a la realidad, y en segundo, a las visiones alternativas”, sostiene.
Hace notar la necesidad de recuperar el verdadero diálogo para enfrentar los retos de la humanidad y no quedarnos en solo un “gesto dialogante”.
Finalmente, llama a dejar de lado la exigencia de una supuesta “neutralidad”, porque “no se puede exigir semejante cosa como invitación para ingresar en un diálogo serio. Lo importante es que cada interlocutor argumente de manera que pueda establecer lazos o puentes con los demás”.
¿Será mucho pedir lo referido aquí de este académico?
Llegó el día…
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