sábado, 25 de octubre de 2025

Nada te impide vivir a plenitud tu vida (parte dos)

Nada te impide vivir a plenitud tu vida (parte dos)

Un alto directivo que goza de la admiración de sus colaboradores me compartía hace unos días que su rutina laboral consiste, desde hace años, en pasársela en el trabajo buena parte del día, regresar a casa y dedicar un par de horas más en la noche a cerrar los pendientes del día. Sin embargo, con la jubilación en puerta, no tiene aún idea de cómo habrá de emplear las incontables horas que, a fuerza de entrega y disciplina, se ha ganado el derecho a disfrutar.

Su caso, desde luego, dista de ser el único. El Dr. Rafael Rangel Sostmann, primer director del campus Querétaro del Tecnológico de Monterrey, rector de dicha institución durante 26 años y hoy felizmente retirado, solía referir lo siguiente en las ceremonias de graduación: “Más seguido de lo que quisiera, me encuentro con exatecs sumamente exitosos, quienes, al término de su vida profesional se lamentan de no haber pasado más tiempo viendo crecer a sus hijos y conviviendo con ellos”. Acto seguido, solía exhortar a los nuevos egresados a evitar cometer el mismo error.

En la misma sintonía, Celeste Headlee, autora del libro “Do nothing: how to break away from overworking” (2020), advierte: “Muchos trabajamos hasta el cansancio en cosas poco sustanciosas, que a la vez sentimos necesarias; para solucionar este problema es necesario corregir dicha percepción errónea” (p. 15, mi traducción). Con el fin de lograr este propósito, el escritor peninsular Ismael López Gálvez propone una serie de actividades que aconseja practicar en la cotidianidad para vivir a plenitud la vida. Enumero algunas de ellas.

SABER DECIR QUE NO. En ocasiones nos sentimos obligados a acceder a cosas que no deseamos hacer para “no quedar mal” con quien requiere nuestra ayuda. Esto abre una disyuntiva: si hacemos de esto una costumbre, seguramente otros se aprovecharán de nuestra inseguridad. Y si nos atrevemos a rehusarnos, buscaremos suavizar la negativa para no sentirnos culpables: “Me encantaría apoyarte, pero...”, “déjame ‘checar’ mi agenda...”. Monica Vilhauer, una ‘coach’ de vida, aconseja en la revista “Psychology today” ser directos y sinceros: “Un firme no como respuesta es un acto de respeto hacia ti, hacia tu tiempo y hacia la otra persona. Un ‘quizás’ confuso es solo un inútil gasto de energía”.

DISFRUTAR DE LO NECESARIO; NO SUFRIR POR LO QUE NO SE TIENE. López Gálvez señala que el siempre querer más nos llevará a la insatisfacción permanente. Esto no significa dejar de aspirar a cosas mejores. Simplemente bastará con saber aquilatar lo que es o no es posible. “La plenitud -señala el literato- no radica en buscar incertidumbres sin descanso, sino en encontrar reposo en la certeza de lo esencial”.

NO DESEAR LA SUERTE INMERECIDA. Dado que lo fortuito es, por naturaleza, mutable, la buena fortuna nos sonreirá en ocasiones y en otras pasará de largo. Mi abuelo, don Pablo González, tenía muy clara esta distinción. Cada semana acudía puntualmente a comprar su cachito de la lotería, en su natal Chihuahua. Sobra decir que nunca pasó del ocasional reintegro. Pero también es cierto que la mera posibilidad de resultar ganador le resultó más que suficiente para conservar su optimismo.

APRENDER A SOLTAR. Como bien lo sabemos, no es fácil perdonar ni perdonarse. No obstante, aferrarse al dolor raya en el masoquismo. López Gálvez acertadamente sostiene que desamarrarnos de aquello que no nos permite prosperar es un imperativo. “El camino a la plenitud -reflexiona con sabiduría- pasa por aprender a soltar y dejar ir”.

(Continuará la siguiente semana)

Referencia bibliográfica: López Gálvez, I. (2025). “La vida plena”, zendalibros.com

Nada te impide vivir a plenitud tu vida (parte uno)





Mantente informado

Suscríbete a nuestro newsletter y recibe las últimas noticias gratis.