Este fin de semana, México se sacudió con una terrible noticia: el asesinato a sangre fría de un alcalde en el estado de Michoacán. Pero no era un alcalde sumiso o callado, o aquel alcalde que obedece al régimen de Morena; era el alcalde que se convirtió en tan pocos meses en la voz de miles de mexicanos, de un grito de justicia y libertad, ante la inseguridad que vivimos todos los días en este país.
No era cualquier alcalde, era CARLOS MANZO, originario de Uruapan, Michoacán, que llegó con el voto popular y la exigencia de que se acabaran las extorsiones en su pueblo y los asesinatos de miles de inocentes en todo Michoacán, por cierto, estado gobernado por la izquierda desde hace tres sexenios y en el que cada día suben los índices delictivos comparados con Sinaloa o Tamaulipas.
Insisto: no era cualquier alcalde, era Carlos, el que públicamente retó a las autoridades estatales a que pusieran un freno a la delincuencia en favor de los ciudadanos, y no era cualquier alcalde, porque él le llamó desde un micrófono a la presidenta de este país pidiéndole ayuda ante las amenazas de muerte, que cada día aumentan más; no era cualquier alcalde, era el valiente Carlos, que estaba representando a su pueblo y a su municipio, como él decía.
La política de abrazos y no balazos triunfó. Ese es el lenguaje que Morena hoy transmitió a millones de mexicanos desde el día sábado. Los balazos mataron la libertad de expresión y mataron a un alcalde que levantó la voz en favor de su municipio; triunfaron los abrazos de impunidad al reconocer públicamente que no pueden con la inseguridad de este país y, claro, los de Morena siempre van a tener un acuse directamente al pasado: dirán que desde Felipe Calderón está la guerra ante la inseguridad, ellos siempre culpan al pasado, pero el pasado reciente es de Andrés Manuel López Obrador, quien hizo de la política de seguridad muchos abrazos a la impunidad que se vive en este país y que hoy somos un país, por cierto, de los primeros lugares en el avance de la inseguridad en todo el mundo, Estados Unidos o Canadá.
No celebraron la política de “no balazos”, ellos querían acciones a favor de los ciudadanos, porque también los turistas han tenido motivos de inseguridad para no visitar este país: asaltos en carretera y desaparecidos siguen aumentando, pero eso en las mañaneras no se va a platicar, eso cada mañana no se dirige a un pueblo que solamente está escuchando qué contestarle a la gente en las calles; Claudia o Andrés siempre se han dirigido a su grupo, a su gente, para que los defiendan en la calle, para que los defiendan siempre en un acto político.
Morena está demostrando que perdió ante la inseguridad, que está sumamente derrotado ante los números crecientes de desaparecidos y que la impunidad es primer lugar nacional en cada gobierno estatal que encabeza Morena. El enojo ciudadano no está totalmente justificado, el entrar a un palacio del poder Ejecutivo en Michoacán fue el motivo de rabia y rencor en contra de las políticas del gobernador Ramírez Bedolla, porque no hace absolutamente nada con la policía estatal ni los controles de seguridad ni de confianza; que las policías municipales no tienen con qué defenderse, que necesitan armamento, así como lo solicitaba Carlos, pero nadie le hizo caso.
La política de Morena es simplemente la vieja política que gobernó este país durante más de 70 años. La política de Morena solamente es darle dinero en efectivo a la gente y tenerla contenta, que escuche las mañaneras para que tenga cifras alegres, pero cuando sale a la calle se enfrenta con una realidad en la que jóvenes y adultos siguen desaparecidos en este país, balaceras en Tamaulipas o Sinaloa todos los días; qué decir de Tabasco, donde La Barredora está plenamente identificada con grupos de Morena.
Pero eso no interesa a quienes gobiernan en este momento, solo interesa que el 2027 gane Morena el Congreso de La Unión, que tenga más diputados para que reformen leyes en contra de la ciudadanía y en contra de los municipios, como el presupuesto del próximo año 2026, donde menos dinero llegará para seguridad a los municipios y donde cortan todos los programas sociales y de seguridad para los estados de la República.
En pocas palabras que cada gobernador se haga cargo de la seguridad federal y estatal, que el gobierno federal ya no tenga esa responsabilidad y culpar simple y sencillamente a cada gobernador y si es del PAN, mucho mejor.
La política de Morena en materia de seguridad no existe. Quedó comprobado. Los siete balazos del sábado por la noche son el reflejo de siete años de gobierno de Morena. Los siete balazos fueron letales y tenía que suceder un evento de esta naturaleza, lamentablemente, para que la gente despertara en Michoacán y terminara gritando justicia en favor de Carlos, pero ese grito de justicia se ha convertido en cada rincón de este país, donde ya no se puede en materia de seguridad. Morena perdió la batalla y perdió la brújula para gobernar México.
La derrota anunciada de Morena
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