
De acuerdo con el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Pedro Escobedo, Iován Elías Pérez Hernández, 29 personas se inscribieron en el programa “Vigilante ciudadano” en la demarcación y cuatro aspiran a un lugar dentro de la dependencia que él encabeza
Un cambio inimaginable
Con la pandemia de COVID-19, miles de personas de todo el mundo perdieron su fuente de ingresos. Las y los queretanos no escaparon a esta realidad. Al quedarse sin trabajo en una empresa del sector automotriz, Guadalupe Reséndiz Martínez, de 22 años y con un hijo de siete, ingresó al programa “Vigilante ciudadano”. Ahí comenzó a interactuar con la Policía Municipal y, aunque nunca pensó serlo, hoy quiere portar ese uniforme. “Es algo muy diferente, pero ahora sí que mi familia me apoya; por ejemplo, mis papás, a mí me ven emocionada, me ven ansiosa y les gusta verme feliz, entonces, pues, ahora sí que me apoyan; mi hijo, pues, aún más, le emociona la idea de que su mamá pueda ser policía. (…) En unos cinco años me veo realizada como policía y en constante capacitación”, dijo Guadalupe, quien ya cuenta con su examen de control de confianza. Tras dejar su trabajo en la actividad turística, donde era parte del elenco que participa en recorridos y leyendas, Ana Reyna Martínez López fungió como vigilante ciudadano hasta que llegó a ser auxiliar vial. Relató que, al ver el trabajo de las y los elementos de Seguridad Pública Municipal, optó por cambiar la actuación y buscar un espacio en la corporación, lo cual ahora es su meta. “Soy mamá, tengo dos niñas y quisiera que el día de mañana mis hijas crezcan en un lugar más seguro, donde puedan salir a la calle y ellas estén seguras. Y, así como lo quiero yo para mis hijas, lo quiero para todas las familias. (…) Mi niña, la más grandota, tiene siete años, y mi otra pequeñita tiene tres años y son mi motor, son mi alegría y vivo por ellas”, enfatizó.Un riesgo; un compromiso
Jeovany y Víctor Hugo son hermanos, el primero tiene 26 años y el segundo, 32. Antes de la pandemia, los dos operaban montacargas en diferentes empresas. Ambos comparten la misma experiencia que Guadalupe y Ana Reyna, pues la emergencia sanitaria por coronavirus fue un factor decisivo para que se separaran de sus labores y accedieran al mecanismo de “Vigilante ciudadano”. El menor de los Becerra Flores, que ya tiene su examen de control de confianza, reconoció que ser policía conlleva un riesgo; sin embargo, acotó, es mayor la satisfacción de llegar con la gente y hacerla sentir segura. Mencionó que a todo trabajo le ha tomado cariño, aprecio y dedicación, por lo que este, sostuvo, no será la excepción. “Esa decisión ya la tomé. Sí quiero pertenecer a la fila de los elementos, de los policías. (…) Son personas muy dignas de sí mismas, muy responsables y que la verdad ven por su gente”, dijo Jeovany, quien ya es padre de una niña de seis años y un niño de siete. Víctor Hugo, por su parte, consideró que el trabajo en seguridad pública requiere entrega, disciplina, actitud de servicio y compromiso con la ciudadanía; por lo tanto, él busca ser un elemento cercano a la gente e inspirarle confianza. Manifestó que, para cumplir esta meta, tiene el respaldo de su familia, además de que, indicó, su objetivo llena de orgullo a su hijo de ocho años y a su hija de cuatro.Autoridades municipales de Querétaro llaman a respetar a vigilantes ciudadanos
Comparte esta nota: