Un gol de Ronald Araujo en el minuto 94 dio al Barcelona una victoria agónica ante el Girona (2-1) en Montjuïc, en un duelo marcado por las ausencias, la cantera y un nuevo ejercicio de fe azulgrana
Ronald Araujo volvió a encarnar el espíritu más irreverente del Barcelona. En el minuto 94, jugando como delantero centro, el uruguayo cazó un centro de De Jong y selló un triunfo agónico (2-1) ante el Girona, en un partido que dejó más dudas que certezas en el Estadio Olímpico Lluís Companys.
La escena evocó al viejo cruyffismo: Hansi Flick movió la pieza más improbable, enviando al central a jugar de ‘9’, como en su día Johan Cruyff hacía con José Ramón Alexanco. Y el destino, fiel al guion de las noches caóticas, premió el atrevimiento con un gol que rescató tres puntos y un respiro emocional antes del clásico.
El Barça había golpeado primero con un tanto de Pedri (1-0, min.13), tras una jugada que recordó por momentos al fútbol reconocible que Flick busca sin lograr consolidar. Pero tras ese inicio alentador, el Girona tomó el control del partido y perdonó cuatro ocasiones claras antes del descanso. Axel Witsel, con una chilena espectacular (1-1, min.20), castigó una defensa azulgrana que volvió a mostrar grietas conocidas.
El Girona, pese a sus propias bajas, encontró en la espalda de la zaga culé un filón. Vanat, Portu y Bryan Gil tuvieron el gol en sus botas, pero la falta de puntería mantuvo con vida al Barcelona, sostenido por Szczesny y la fortuna. El equipo de Flick, en cambio, se desdibujó, recordando a aquel conjunto desordenado que fue goleado semanas atrás por el Sevilla.
Con quince futbolistas formados en La Masia en la convocatoria, seis de ellos titulares, Flick volvió a mirar a la cantera como tabla de salvación. El debutante Toni Fernández, de 17 años, fue la principal novedad: titular como falso ‘9’ en una apuesta que duró apenas un tiempo. En su lugar entró Fermín López, que agitó el ataque sin cambiar del todo el guion.
En la segunda parte, bajo una lluvia persistente, el Barça mejoró su actitud más que su juego. Rashford y Fermín dispusieron de ocasiones, pero Gazzaniga y el poste negaron el gol. El Girona, fiel a su plan, amenazaba al contragolpe mientras Flick buscaba soluciones en un banquillo corto.
Hasta que llegó la escena final: Flick, desesperado, adelantó a Araujo. Y el uruguayo, convertido en delantero de emergencia, cazó el centro de De Jong y firmó el tanto del alivio. El técnico alemán ni siquiera pudo celebrarlo: fue expulsado en los minutos finales por protestar, en una imagen que retrata el desconcierto de un equipo que gana sin convencer.
El Barcelona se impuso a la heroica y sumó tres puntos antes del clásico del 26 de octubre. Pero la victoria no borra las señales de alarma: la falta de control, los errores en defensa y la dependencia de impulsos individuales siguen pesando más que la tabla de clasificación.
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