Josué Daniel Rodríguez es uno de los deportistas más resilientes y positivos que tiene la delegación queretana de tiro deportivo y todo su esfuerzo se ha visto reflejado en la plata en los Panamericanos Junior de Paraguay
De una en una van cayendo las figuritas de plomo en la feria que se coloca en el tradicional barrio del Tepe. Daniel quiere seguir tirando mientras los peluches de premio se van acumulando y, ante las pérdidas, los vendedores le piden que deje de participar.
“Tengo muchos compañeros que cuando íbamos a una feria o a algún lugar donde hay este tipo de jueguitos, me decían: ‘A ver gana un peluche’, o: ‘A ver cuántos tiras’, y uno es competitivo y le pica estar ahí pegando. Hubo un tiempo, cuando yo estaba más chico, que en la feria de por donde yo vivo, por el Tepe, ya no me dejaban participar, veían que pasaba una o dos veces y que me ganaba uno, dos, tres peluches y me decían: ‘No, es que solo son dos vueltas’. No era el peluche el que me interesaba, sino disparar; yo me acuerdo que les decía: ‘No, pues sin peluche’”, recuerda Josúe Daniel Rodríguez, atleta de tiro deportivo.
Su afición al tiro llegó cuando era un niño y su padre le compró un rifle de balines de feria.
“Tenía como seis años, mi hermano ocho; poníamos muñequitos, soldaditos o animalitos de juguete en la puerta de la casa, les disparábamos (para tirarlos), a mí me llamaba mucho la atención, pues siempre me han llamado la atención las armas, no en un sentido bélico, sino que yo las veía de otra forma, cuando disparamos yo me ponía retos: un objetivo más chico, tirar de más lejos, y así, hasta que se nos descompuso el riflecito... Luego ingresé al pentatlón y conocí el tiro deportivo”.
“En el deporte inicié a los 10 años, al formar parte del pentatlón militarizado universitario”, relata sobre la competencia en el campo de tiro, a mediados de 2014, que puso a Daniel en la mira del atleta olímpico J. Rosario, quien lo invitó a él, junto a otro compañero, a ser parte del equipo de tiro deportivo.
“En ese tiempo había más compañeros en rifle, pero de todos los que entraron del penta, al final solo quedé yo”.

De las ferias a los Panamericanos Junior
Daniel se describe como una persona positiva, resiliente, que saca fuerzas “no sé de dónde, pero siempre vuelvo a la línea”.
Fue justo esta dedicación la que lo llevó a representar a Querétaro y a México en los Juegos Panamericanos Junior que se realizaron en Asunción, Paraguay, competencia en la que se colgó la medalla de plata en la categoría 10 metros rifle de aire por equipos mixtos, junto a la jalisciense Hanna Cisneros.
“Como atletas teníamos ese deseo, sabíamos que queríamos estar en el podio, escuchar el himno, pero es el deseo de uno, es la culminación del trabajo y, a pesar de que se gane o no medalla, es salir satisfecho de la línea; más que pronosticada una medalla, teníamos pronosticado hacer bien el trabajo y salir contentos, porque no es lo mismo salir derrotado y triste, que salir contento, independientemente del resultado que se haya obtenido”.
La dimensión de la hazaña deportiva no fue comprendida en el momento por el atleta, pues aún pesaba su participación en individual, pues “este deporte es muy mental”, por lo que cuenta sobre la final de la prueba: “No me caía el 20; desde que entramos a la final, nosotros peleabamos por el oro, pero en mi cabeza no dimensionaba que ya teníamos segura la plata, mi cabeza estaba en un modo de competencia de ‘tenemos que pelear’, seguía en el estado de alerta. En ese momento no disfruté mucho de mi medalla por estar así y ya cuando empezaron a premiar, igual, como que no me llegaba el sentimiento como tal de entender qué era lo que estaba pasando; fue hasta que nos entrevistaron que me empiezan a platicar de la medalla de plata y cuando me lo dicen en entrevista, vienen muchas cosas atrás, viene un sentimiento de nostalgia; nuevamente se hacen presentes algunas lágrimas y fue más que nada eso: emoción, satisfacción, felicidad y el sentimiento de haber cumplido un sueño en ese momento”.
Daniel es entrenado en Querétaro por el excampeón centroamericano Luis Emilio Morales Acevedo, quien desde que llegó al Indereq, hace dos años, vio el potencial de Daniel, que no se estaba aprovechando. “
Josué era el que más tiempo llevaba aquí. Cuando le pregunté, dijo: ‘Llevo 10 años’. Para mí fue: ‘¿Cómo no te has acercado a la selección nacional?’. Pues cuando yo empecé en el tiro, duré cuatro años para llegar a una selección nacional. Esa es mi mentalidad para prepararlos y que no se quede en solo una Olimpiada Nacional, sino que busquen ser los mejores a nivel nacional para una selección nacional; creo que fue mucha mi hambre de eso: de que Josúe y los niños se superen para que vean más allá de lo que se puede lograr aquí”.
Los entrenamientos de Daniel con el profe Luis Emilio no buscan tanto el volumen, sino la calidad, “hacemos trabajo técnico muy específico”, además de ser el soporte que necesita cuando las cosas no salen bien.
“Me da gusto que tengamos esta química, esto es el comienzo, vamos por más”, agrega el entrenador.
En el deporte se pierde más de lo que se gana
Antes de este año, Daniel solo tenía dos bronces en el deporte y eran por equipo, pero en este 2025, tan solo el primer semestre, ganó más medallas internacionales que nacionales.
“Siento que el Daniel que ven hoy aquí o el que vieron en el podio no es el mismo que el de 2021, que se frustraba por los resultados malos, que se desanimaba muy seguido; la verdad es que ahora me puede llegar a ir mal en una competencia y no me flagelo por ello: en lugar de preocuparme, trato de ocuparme y pensar qué es lo que estoy haciendo mal y cómo lo puedo resolver”.
Rodríguez tiene un gran apoyo de parte de sus padres, hermanos y compañeros que lo motivan a seguir adelante; además, con el deporte busca mostrarles a las personas que las armas no son solo violencia.
“Siento que cambiar esa mentalidad es de las partes más satisfactorias, a parte, dentro de la línea solo están tú, el arma y el blanco. El momento en que uno ejecuta el disparo es algo que te da mucha paz, además de que también los nervios y la emoción hacen que se activen muchas cosas y ya cuando llevas cierto ritmo, el estado de paz y tranquilidad que alcanza uno es muy placebo, sientes cómo el cuerpo se relaja”.
Terapia de campos eléctricos contra el cáncer
Comparte esta nota: