
Canales móviles como WhatsApp y SMS han dejado de ser simples herramientas de comunicación para convertirse en puntos críticos de extorsión
Ante la creciente digitalización de la vida cotidiana y la tendencia a manejar todo desde un dispositivo celular, los cibercriminales en México han convertido este artefacto en su blanco preferido.
De acuerdo con datos de The Competitive Intelligence Unit (The CIU), el ‘phishing’ afecta ya a más de 13.5 millones de internautas mexicanos, generando pérdidas promedio de 8 mil 765 pesos por víctima.
En este nuevo escenario, canales móviles como WhatsApp y SMS han dejado de ser simples herramientas de comunicación para convertirse en puntos críticos de exposición.
“El nuevo rostro del fraude digital no es masivo ni genérico. Es uno a uno, personalizado, contextual y cada vez más difícil de identificar”, afirma Liz Zorzo, Head Global de Antifraude en Sinch.
Entre las tácticas más utilizadas en México y América Latina para cometer este tipo de fraudes digitales se encuentra, en primer lugar, la suplantación de identidad en llamadas y SMS (‘Spoofing’), que manipula el identificador de remitente para simular que proviene de una fuente confiable, como un banco o una empresa de mensajería. Además, de plataformas de envíos automatizados, como ‘robocalls’ o ‘bots’, que disparan miles de mensajes con contenido fraudulento.
Las ‘Sim farms’, estructuras que operan con cientos de tarjetas SIM para enviar comunicaciones maliciosas desde múltiples números, dificultando su rastreo.
La ingeniería social basada en datos públicos o filtrados, combinada con interacciones previas para hacer el engaño más creíble.
‘Deepfakes’ y clonación de voz con Inteligencia Artificial, que simulan mensajes o llamadas de amigos o familiares con solicitudes urgentes de dinero o información personal.
AIT (Artificially Inflated Traffic), una modalidad de fraude en la que mensajes son generados artificialmente para inflar el volumen y aumentar costos. Como el modelo de cobro es por volumen enviado, esto puede provocar pérdidas financieras significativas.
“Estamos ante un nuevo tipo de amenaza que explota el entorno más íntimo del usuario: su celular. La familiaridad del canal hace que las personas bajen la guardia”, advierte Zorzo.
Un caso cada vez más frecuente es el fraude por falsas entregas, donde los atacantes se hacen pasar por empresas de paquetería para exigir pagos por supuestos paquetes retenidos. La estafa incluye también enlaces falsos para capturar datos bancarios o personales, y se refuerza con mensajes personalizados vía WhatsApp.
Otra modalidad emergente es el ‘brushing’, que consiste en enviar productos no solicitados para generar reseñas falsas, mientras se recopila información del consumidor. Este tipo de tácticas se acompaña de técnicas como el ‘smishing’ (fraudes por SMS) y el ‘vishing’ (fraudes por llamadas), ambas derivadas del ‘phishing’ tradicional, pero adaptadas al nuevo comportamiento digital.
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