domingo, 26 de octubre de 2025

¿Listo para celebrar?

Por: MALENA HERNÁNDEZ • 15 de septiembre, 2025
¿Listo para celebrar?

¿Está usted listo para celebrar y gritar a todo pulmón hoy por la noche: ¡Viva México!?, ¿Ya tiene preparado su vestido de adelita o el sombrero charro, el pantalón caporal y el moño corbatín tricolor?, ¿sacó ya las matracas de la caja que tiene arrinconada en el clóset?, ¿ya preparó el pozole y adquirió los ingredientes para elaborar las tostadas, los pambazos, las flautas o los chiles en nogada?, ¿ya acomodó en una canastita de mimbre las alegrías, las palanquetas de cacahuate, el ate, las obleas, las cocadas, el camote, el alfajor, las glorias de Linares, los buñuelos, los tarugos picositos, las ollitas de tamarindo y los muéganos?, ¿ya compró harto tequila y mezcal? ¡De ser así, la o lo felicito, porque es una buena oportunidad para convivir con la familia y los amigos! Sin embargo, y a riesgo de sonar aguafiestas, me gustaría preguntarle ¿qué es lo va a celebrar este 15 de septiembre?

¡Sí!, ya sé que a bote pronto va a responder: ¡Pues el Grito de Independencia, ¿qué más?! Y a esta contestación habría que replicar ¿somos hoy realmente independientes en este país?

A 215 años del inicio de la Independencia de México y a 204 años de su consumación, el 27 de septiembre de 1821, ¿dónde considera usted que estamos parados como nación en este momento?, ¿somos realmente independientes?

La independencia implica tener soberanía, y ésta, de acuerdo con nuestra Carta Magna, reside esencial y originariamente en el pueblo. “Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

Y, la voluntad del pueblo mexicano, es constituir una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por estados libres y soberanos en todo lo que toca a su régimen interior, pero unidos en una federación conformada según los principios que marca la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

Asimismo, este pueblo ejerce su soberanía a través de los Poderes de la Unión, en sus respectivas competencias, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en cuanto a sus regímenes interiores, a partir de lo que consigna nuestra ley fundamental y las de cada entidad federativa; las cuales no pueden contravenir el Pacto Federal.

Esto, escrito se ve muy bonito… suena incluso poético; pero la independencia significa libertad. ¿Somos libres en un país que está teñido de sangre, muerte y desaparecidos? Porque tal parece que en esta tierra a la que nos ligan a las y los mexicanos vínculos jurídicos, históricos y afectivos, más bien está al borde de un autoritarismo caótico, en el que la Constitución ha sido y puede seguir siendo modificada al antojo del régimen gobernante; en donde la división entre los poderes del estado es prácticamente nula y sus instituciones -penetradas hasta el tuétano por la delincuencia organizada y la corrupción- son cada vez más débiles… Y la trama del huachicol fiscal que estamos viendo pasar frente a nuestros ojos es una clara muestra de esto.

Así las cosas, ¿cómo responderles con júbilo ¡Viva! ¡Viva!, cuando en unas horas nuestros gobernantes griten en las plazas principales mientras hacen sonar las campanas: “¡Mexicanos!, ¡Vivan los héroes que nos dieron patria!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!, ¡Viva Allende!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva la independencia Nacional!, ¡Viva México!, ¡Viva México!, ¡Viva México!”, si nos han fallado tanto?

Por ello, lo invito esta noche a levantar su copa y pronunciar las palabras de Luis Villoro en "Hidalgo: violencia y libertad", sobre “el drama de nuestra libertad caída”:

“Entre la soberbia del acto libre y la humildad del remordimiento, vive Hidalgo la más profunda paradoja de la existencia humana, que tan pronto se ilusiona con su autosuficiencia como se percata de su impotencia para alcanzar el bien por sí sola. Mejor quizá que ningún otro personaje de nuestra historia, el padre de la patria vive con autenticidad el drama de nuestra libertad caída, condenada a hacer el mal cuando se cree proyectada infaliblemente hacia el bien, lastrada de indigencia cuando más cree ensalzarse por su propio poder”.

… Ahora sí, ¡Salud! y ¡Vivan los héroes que nos dieron patria! 

¡Tolerancia y diálogo!





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