La Comisión Mexicana de Derechos Humanos reveló que en México están 7 de las ciudades más violentas del mundo: Colima, Acapulco, Manzanillo, Tijuana, Ciudad Obregón, Celaya y Zamora
Como consecuencia de la crisis de inseguridad en todo el país, México concentra 20 de las 50 ciudades más violentas del mundo, de acuerdo con el ranking 2024 presentado por la Comisión Mexicana de Derechos Humanos.
“Asimismo, de las 10 más violentas siete son mexicanas y ocupan los lugares dos a seis, además de las posiciones octava y novena. El máximo de ciudades de México en el ranking hasta ahora había sido 2019 con 19 ciudades”, dio a conocer la asociación civil.
Con una tasa de homicidios de 139.31 por cada 100 mil habitantes, Puerto Príncipe, capital de Haití, ocupa el primer lugar como la ciudad más violenta del mundo.
Posteriormente, aparecen las ciudades mexicanas de Colima (126.95 homicidios por cada 100 mil habitantes), Acapulco (102.28), Manzanillo (92.17), Tijuana (91.35) y Ciudad Obregón (89.20).
Mientras que en octavo y noveno lugar están las ciudades de Celaya (86.91) y Zamora (85.17).
Crisis de violencia e inseguridad
“Las 50 ciudades se reparten así por país: México 20, Colombia seis, Sudáfrica cinco, Estados Unidos cinco, Ecuador tres, Haití, Jamaica y Trinidad y Tobago tienen una cada uno. De las 50 ciudades, 45 se ubican en el continente americano y las restantes en África”, agregó.
El resto de las ciudades de México son Cuernavaca, Ciudad Juárez, Culiacán, Uruapan, Irapuato, Chihuahua, Chilpancingo, Zacatecas, León, Tapachula, Cancún, Villahermosa y Morelia.
Ante este panorama de violencia e inseguridad, la Comisión Mexicana de Derechos Humanos acusó al Gobierno de México de supuestamente manipular las cifras oficiales de homicidios “para simular una incidencia criminal inferior a la real”.
La asociación civil destacó que ya ninguna ciudad de América Central figura en el ranking, ya que tanto San Pedro Sula como Tegucigalpa lograron salir de esta clasificación en 2024.
“Hicieron algo fundamental: aplicaron la ley, cesaron la protección del poder político a los grupos criminales, que incluía el garantizarles impunidad a sus jefes”, enfatizó sobre la estrategia de seguridad de los países centroamericanos.