viernes, 14 de noviembre de 2025

El político del futuro: del clic a la causa

Por: REDACCIÓN • 14 de noviembre, 2025
El político del futuro: del clic a la causa

Pancho Domínguez Castro

La política ya no ocurre solo en los espacios tradicionales. Hoy, además de los congresos, los medios y el territorio, también se construye desde los entornos digitales: comunidades que analizan, cuestionan y movilizan. No sustituyen a la política de siempre, pero sí la amplifican y la aceleran. Ese es el nuevo escenario que los liderazgos tenemos que entender.

La generación que encabeza ese cambio no espera invitaciones formales. Convoca, comparte, fiscaliza. Su plaza pública cabe en una pantalla, pero su impacto se mide en calles llenas, hashtags activos y causas que trascienden el clic.

Basta mirar lo que ocurre en otros países: movimientos juveniles que nacen en línea y terminan transformando agendas públicas. No lo hacen por consigna, sino por convicción. A esa generación se le ha llamado impaciente o distraída. Yo la veo despierta. No consume información: la transforma. Participa con gestos mínimos -una firma digital, un comentario, un video de 30 segundos- que, multiplicados, pueden mover realidades. En ellos hay algo profundo: el deseo de incidir, no solo de opinar.

Los memes son su nuevo lenguaje político. La memecratización -esa mezcla entre humor y crítica- se ha convertido en herramienta de vigilancia ciudadana. Con un meme se denuncia, se ironiza, se exige. Es la sátira adaptada al siglo XXI. Y aunque algunos la menosprecian, detrás de ella hay una generación que entendió que la política también puede ser creativa.

Pero esta ciudadanía digital enfrenta un dilema: transformar la reacción en acción. La inmediatez puede volverse un espejismo de participación. Dar clic no siempre cambia las cosas. Por eso, el reto de los nuevos liderazgos no es hablar más fuerte, sino escuchar mejor y construir espacios reales de colaboración.

Los gobiernos que sobrevivan al ruido serán los que sepan convertir la conversación digital en decisiones compartidas. No copiando viejos modelos, sino abriendo canales donde la sociedad participe en el diseño y seguimiento de sus políticas: auditorías abiertas, presupuestos ciudadanos, plataformas juveniles con propósito.

El político del futuro no le teme a la conversación digital; la traduce en acción colectiva. Sabe que esta generación no busca solo ser escuchada: quiere co-crear el rumbo. Porque hoy la política se mueve con dos fuerzas inseparables: voz digital y pies en la calle. La primera comunica, la segunda transforma.

No estamos ante un riesgo, sino ante una evolución. La democracia deja de ser trámite para convertirse en conversación. Y quienes entendamos eso -quienes apostemos por servir, no imponer- estaremos construyendo no solo el presente, sino la versión más humana y eficiente de la política.

He visto cómo esta generación no espera permiso: organiza movimientos desde un chat, fiscaliza desde un meme y transforma un clic en causa.

Eso demuestra que la política no murió, solo cambió de idioma.

Por eso creo que el político del futuro debe escuchar antes de hablar, coordinar antes de prometer y demostrar con hechos que el orden también puede ser esperanza.

Soy Pancho Domínguez Castro.

Escribo para reflexionar, pero sobre todo para escuchar.

Porque el liderazgo del futuro no impone: ordena, conecta y sirve.

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