martes, 2 de diciembre de 2025

¿Y tú cómo quieres vivir?

Por: REDACCIÓN • 28 de noviembre, 2025
 ¿Y tú cómo quieres vivir?

Pancho Domínguez Castro

A veces nos dicen que “la política está en todo” y puede sonar a frase repetida. Pero la verdad es que, cuando la política nos decepciona, cuando sentimos que no escucha o que no cambia, lo más natural es tomar distancia. Desconectarnos no es indiferencia: muchas veces es protección. 

Porque es cansado creer en algo que no siempre responde. Es cansado esperar resultados que tardan. Y es cansado sentir que las decisiones importantes ocurren lejos de nuestra vida diaria.

Y, aun así, detrás de ese cansancio hay una verdad silenciosa: la manera en que vivimos, lo que nos cuesta la luz, la seguridad, nuestro sueldo, el precio del agua, la calidad del transporte sigue estando marcada por decisiones públicas.

Por eso, aunque nos alejemos, la política nunca deja de tocarnos.

Muchos dicen: “a mí no me interesa la política”, no porque no les importe, sino porque se han sentido defraudados. Y eso también es un reflejo de cómo hemos fallado como sociedad: cuando la política lastima, la gente se va.

Pero alejarnos no hace que los problemas desaparezcan. Solo hace que otros decidan por nosotros.

Y aquí viene algo importante: no es culpa de la gente haber perdido la fe. Es responsabilidad de quienes participan en lo público reconstruirla. La esperanza no se exige, se merece.

Creo profundamente que entender la política no es un lujo, es una herramienta de vida. Pero también sé que no todos partimos del mismo lugar. Hay quienes pueden ignorarla sin que cambie su realidad. Y hay quienes no pueden darse ese descanso, porque sus condiciones dependen todos los días de decisiones que no tomaron.

Esa desigualdad, esa conciencia de clase, es necesaria para no repetir los mismos errores. No para señalar culpas, sino para abrir caminos nuevos.

La política del futuro no será perfecta, pero sí puede ser más honesta, más humana y más cercana. Una política donde la gente vuelva a sentir que su voz hace la diferencia. Donde participar no sea un sacrificio, sino un acto de esperanza. Donde acompañarnos sea más fuerte que decepcionarnos.

Y no hablo de grandes actos. Muchas veces participar empieza con algo tan simple como informarse, preguntar, compartir una causa, apoyar a la comunidad, defender un servicio o exigir lo justo. Pequeños actos que, juntos, mueven el mundo.

Yo he visto algo que me da esperanza: cuando la política falla, la gente no se rinde. Se organiza desde un chat, desde una marcha, desde una idea compartida. La ciudadanía siempre encuentra formas de seguir. Eso demuestra que el poder también está en nosotros.

La pregunta no es si la política cambiará; la pregunta es si queremos ser parte de ese cambio.

Y ahí volvemos al inicio: ¿cómo quieres vivir?

Si la respuesta es “mejor”, entonces la política, esa que hacemos entre todas y todos, sigue siendo importante. No porque sea perfecta, sino porque es el camino para transformar aquello que sí podemos cambiar.

Soy Pancho Domínguez Castro. Escribo para reflexionar, pero sobre todo para escuchar.

Porque la participación no nace del cansancio, sino de la responsabilidad compartida. Y esta columna invita justo a eso: a comprender, dialogar y actuar, cada quien desde su realidad, para mejorar lo que nos toca. Es una invitación a la participación consciente. 

El político del futuro: del clic a la causa





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