Incorporar frutas en la alimentación diaria es una forma natural de cuidar el sistema digestivo y, con ello, mejorar la calidad de vida
Una buena digestión no solo influye en cómo nos sentimos después de comer, sino que también es clave para mantener altos niveles de energía, absorber nutrientes y prevenir enfermedades.
Cuando el sistema digestivo funciona correctamente, el cuerpo se beneficia en múltiples niveles. Por el contrario, cuando hay trastornos digestivos, puede haber fatiga, inflamación, malestar y, a largo plazo, problemas crónicos.
Ante este panorama, la alimentación juega un papel central y, dentro de ella, las frutas se posicionan como aliadas fundamentales gracias a su contenido de fibra, enzimas y compuestos antioxidantes.
Investigaciones del National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, de la Universidad Complutense de Madrid y de la Harvard T.H. Chan School of Public Health coinciden en destacar la eficacia de las frutas para mejorar la función intestinal y aliviar molestias digestivas.
A continuación te presentamos una selección de frutas que ayudan a mantener una digestión saludable, según el respaldo científico.
Manzana
Clásica, versátil y efectiva. La manzana contiene pectina, una fibra soluble que actúa como un gel natural en el intestino, ayudando tanto en casos de tránsito lento como acelerado. Además, su piel aporta fibra insoluble que limpia el tracto digestivo. Rica en polifenoles antioxidantes, protege las células del aparato digestivo y refuerza el sistema inmune.
Ciruela
Ya sea fresca o en forma de pasa, la ciruela es uno de los remedios naturales más recomendados para mejorar la regularidad intestinal. Su combinación de fibra y sorbitol, un azúcar con efecto laxante suave, favorece las evacuaciones sin irritar el intestino.
Papaya
La papaya contiene papaína, una enzima que ayuda a descomponer las proteínas, haciendo la digestión más rápida y ligera. Es ideal para personas con sensación de hinchazón o digestiones lentas, pues es suave, fácil de digerir y adecuada para todas las edades.
Piña
La bromelina, enzima presente en la piña, facilita la digestión de proteínas y alivia la pesadez después de comidas abundantes. Además, su alto contenido de agua y fibra insoluble favorece la eliminación de toxinas y el tránsito intestinal. Investigaciones médicas destacan también su capacidad antiinflamatoria, útil frente a casos leves de gastritis o molestias digestivas temporales.
Kiwi
El kiwi reúne múltiples propiedades beneficiosas: aporta fibra soluble e insoluble, grandes cantidades de vitamina C y la enzima actinidina, que mejora la descomposición de proteínas. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid indica que el consumo regular de esta fruta incrementa la masa fecal y favorece un tránsito intestinal saludable.
Limón
A pesar de su acidez, el limón favorece la digestión al estimular la producción de jugos gástricos y es especialmente útil en personas mayores. Ingerido en forma de agua con limón, ayuda a combatir la indigestión, mejora la absorción de nutrientes y actúa como depurativo natural. También se le atribuye un efecto estimulante del metabolismo digestivo.
Pera
Conocida por su fácil digestión y textura suave, la pera es una fruta recomendada para personas con sensibilidad gástrica. Contiene fibra soluble que regula el tránsito intestinal y una alta proporción de agua que hidrata y facilita la eliminación de desechos. Su consumo puede prevenir el estreñimiento leve y aliviar la sensación de pesadez estomacal.
Consejos para una mejor digestión
- Comer despacio, masticar bien los alimentos y mantener horarios regulares son claves para favorecer la digestión.
- Estos hábitos permiten que el proceso digestivo comience correctamente y evitan sobrecargar el sistema. Además, una buena hidratación mejora el tránsito intestinal y ayuda al cuerpo a eliminar toxinas.
Para tomar en cuenta
Comer rápido, distraído frente a pantallas o bajo estrés perjudica la producción de enzimas digestivas y dificulta la absorción de nutrientes.
Además, cenar muy tarde o consumir grandes cantidades de alimento antes de dormir puede causar acidez y pesadez, ya que el reposo nocturno ralentiza el tránsito intestinal.
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