domingo, 26 de octubre de 2025

Evocando a “Quino”

Por: AGENCIA EFE • 25 de septiembre, 2025
Evocando a “Quino”

Unos nacen y otros mueren, pero eso no significa que deban ser olvidados. El talentoso historietista argentino “Quino”, cuyo fallecimiento conmemoramos estos días cinco años después, sigue vivo en la memoria de todos

Nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza, Argentina, en una familia de inmigrantes andaluces, “Quino” (Joaquín Salvador Lavado Tejón) provenía de un entorno de izquierdas. Su tío, Joaquín Tejón, destacado diseñador gráfico, fue una de las personas que despertó en él su pasión por el arte desde muy pequeño.

En sus entrevistas, “Quino” siempre mencionó que en su hogar se respiraba política: sus padres eran socialistas y su abuela materna, Teté, una mujer comunista, muy contestataria y liberal, aunque vivían en una ciudad de provincias católica y conservadora.

Él se definía como socialista y estaba convencido de que “el socialismo era la mejor forma de gobierno, el mejor sistema”.

Tras un breve paso por la escuela de Bellas Artes, que abandonó pronto “cansado de dibujar ánforas y yesos”, se trasladó a Buenos Aires, donde batalló varios años para comenzar a publicar sus dibujos e historietas.

“El día que publiqué mi primera página”, recordó, “pasé el momento más feliz de mi vida”. Fue en 1954, en el semanario “Esto es”, de la capital argentina.

Desde ese momento, sus viñetas de humor se publicaron en diarios y revistas de América Latina y Europa, entre ellas, “Leoplán”, “TV Guía”, “Vea y Lea”, “Damas y Damitas”… También colaboró en “Rico Tipo” y “Tía Vicenta”.

A partir de su primer libro recopilatorio, “Mundo Quino” (1963), llegaron obras como “Mafalda” (1964-1973), “Bien, gracias, ¿y usted?” (1976), “Quinoterapia” (1985), “Potentes, prepotentes e impotentes” (1989), “¡Qué mala es la gente!” (1996) y “Todo Mafalda” (2007).

Mafalda, su personaje fetiche

“Quino” creó a Mafalda, esa niña sabia y descarada, junto a sus amigos Betinho, Manolito, Susanita, Felipe, Miguelito, Libertad y Guille, para reflejar con humor las injusticias del mundo. Mafalda es a la vez contestataria e inocente; no soporta la injusticia, la guerra, la violencia ni el racismo. Por eso, sueña con ayudar al mundo trabajando en la ONU cuando sea mayor.

Las tiras cómicas fueron publicadas por primera vez el 29 de septiembre de 1964 en el semanario “Primera Plana”, de Buenos Aires, y tuvieron tanto éxito que pasaron a publicarse seis veces por semana en el periódico “El Mundo”. La popularidad de Mafalda trascendió las fronteras de América del Sur y conquistó Europa a partir de 1969.

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En 1973, “Quino” decidió dejar de dibujar tiras, ya que, expresó, se le habían acabado las ideas. Sin embargo, Mafalda sigue viva en la memoria de muchas personas a través de reediciones, versiones en Braille y formatos digitales, exposiciones en todo el mundo y esculturas de su figura en lugares como Madrid, Barcelona, Argentina, Brasil, Chile, México, Perú y Venezuela.

Cuando le preguntaron cómo sería Mafalda de adulta, “Quino” respondió que era muy difícil de saber, aunque probablemente habría sido reprimida por la dictadura militar argentina.

En una entrevista con BBC Mundo, afirmó: “Lo que diría Mafalda hoy en día sería lo mismo que estoy diciendo en mis páginas de humor. Porque en realidad nunca hice diferencia entre mis tiras y Mafalda. Para mí, es la misma cosa”.

El después

Lo que no cabe duda es que, con Mafalda y sus amigos, “Quino” logró evidenciar la hipocresía del ser humano ante las desgracias ajenas y criticó ferozmente las guerras, la falta de sentido común de los adultos, la vanidad, la codicia, la soberbia del poder y la extrema desigualdad entre países.

Tras la llegada de la dictadura militar en Argentina en 1976, se exilió en Milán. Aunque “abandonó” a Mafalda, el dibujante continuó explorando un humor más corrosivo, dirigido al público adulto, publicando obras como “¡Qué presente impresentable!” (2005), “La aventura de comer” (2007), “¿Quién anda ahí?” (2013) y “Simplemente Quino” (2016), entre otras.

El último día de septiembre del fatídico año 2020, nos dejó. No fue la pandemia del Covid-19 sino un accidente cardiovascular, lo que le causó la muerte en su Mendoza natal, cuando contaba 88 años. 

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