lunes, 7 de julio de 2025

Hoy no toca

Hoy no toca
A inicio de los años 80, sexólogos y psicoanalistas se enfrascaron en una lucha por definir los elementos que favorecían el disfrute sexual de las personas y de aquellos que causaban los trastornos, de por sí ya conocidos en el hombre y en la mujer. Mientras que unos asumían una postura liberal en donde la obtención del orgasmo, las expresiones comportamentales y las variantes de la conducta sexual resultaban comunes y aceptables, los psicoanalistas planteaban la anormalidad de muchas conductas sexuales cotidianas. Se ha llegado a decir que la relación sexual no existe y que entre el amor y el deseo existen diferencias que llegan al grado de perversión. El abordaje de la sexualidad y el erotismo que en ese tiempo se suscitaba, fue detenido por la aparición de la pandemia del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y a partir de ese entonces, la mayor parte de las investigaciones y abordajes se enfocó en detener, condicionar y prohibir toda conducta sexual de riesgo. Para el año 2000, se buscó una aproximación más comprensiva de la conducta sexual, de tal manera que los estudios sobre el poliamor, el 'swinger', la anticoncepción, las 'sex shops', la interrupción del embarazo, entre otras expresiones sexuales, planteaban una sexualidad más funcional entre los jóvenes y adultos jóvenes, pero también aparece una cultura por dignificar a la mujer, transformando el movimiento feminista en una lucha por la perspectiva de género, y el movimiento LGBT que evoluciona a LGBTTTQIA (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Trasvesti, Queer, Intersexual y Asexual). De tal manera que la amorosidad amistosa, las expresiones del deseo, el lenguaje, la identidad y el comportamiento en el campo de la sexualidad y el erotismo son consideradas como morbosas. Eterno dilema, considerar a la sexualidad de las personas como normal o anormal y común o poco común, lo que ha llevado a la confusión de las realidades y a la confrontación de posturas. Con la presencia de la pandemia por el coronavirus, suponíamos que el confinamiento traería una mayor actividad sexual en las parejas, sin embargo, no ha sido del todo certero. El distanciamiento social ha roto la cercanía física y emocional de muchas personas; entre quienes viven solas, una nula actividad sexual; a las parejas con hijos, el cansancio y el enojo las hace darse la espalda; en las parejas sin hijos, sus preocupaciones incrementan estados ansiosos, depresivos o celotípicos y las ganas de sexuar no piden permiso y salen por la puerta. El amor y el deseo tienen miradas y relatos muy diversos que llevan a comportamientos frustrantes y dramáticos si no se cuenta con una adecuada educación emocional. Y no es que la sexualidad y el erotismo tengan que vivirse de una forma específica, no hay guía para eso, pero sí procurar y poner atención en lo que se hace, piensa y siente, para que las experiencias sean satisfactorias. Mucho deseamos que la nueva cotidianidad aporte escenarios respetuosos y equitativos. Nadie es experto en el tema sexual y es momento de permitirse aprender. * Presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, AC



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