
Muchos estudiantes llegan sin tener un cargo gerencial ni una empresa propia, pero con ganas de mejorar su forma de tomar decisiones y entender cómo se mueve el mundo empresarial; por ello, deben considerar varios aspectos
¿Cuántas veces has pensado que una maestría en negocios es solo para ejecutivos o gente con cargos directivos? En realidad, muchos estudiantes llegan sin tener un cargo gerencial ni una empresa propia, pero con ganas de mejorar su forma de tomar decisiones y entender cómo se mueve el mundo empresarial. Y es justo ahí donde comienzan las sorpresas.
Pero lo cierto es que hay aspectos que casi nadie menciona, y que deberías considerar si estás pensando en cursar una maestría en negocios de verdad. Más allá de lo que dicen los folletos, esta nota resume lo que nadie te cuenta: lo bueno, lo difícil y lo que realmente cambia cuando estudias una maestría en administración de negocios en serio.
1. Una maestría en negocios exige aplicar lo que aprendes
Muchos creen que una maestría en negocios es solo PowerPoint y lectura de casos. Pero desde el primer cuatrimestre, te enfrentas a simulaciones, trabajo con datos reales y toma de decisiones en escenarios empresariales complejos. Se espera que puedas analizar problemas concretos, no memorizar definiciones.
Además, el aprendizaje práctico es constante. A medida que avanzas, debes armar proyectos integradores, planear estrategias financieras y justificar decisiones frente a docentes que ya están en el mundo laboral. Por eso, una maestría en administración de negocios se convierte en un laboratorio donde aprendes haciendo, no solo leyendo.
2. La gestión del tiempo se vuelve tu habilidad más valiosa
Si piensas estudiar y trabajar al mismo tiempo, prepárate. Aunque suene duro, la maestría en negocios en línea demanda constancia, tendrás entregas semanales, clases síncronas, lecturas y tareas en equipo. Lo más difícil no es entender los temas, sino hacerles espacio entre tus otras prioridades.
Sin embargo, esta exigencia se convierte en una oportunidad para mejorar tu organización personal. Muchos estudiantes terminan aplicando lo aprendido en sus trabajos desde la primera mitad del posgrado. Saber priorizar, delegar y planear es parte del aprendizaje, aunque no venga escrito en el plan de estudios.
3. No todos tus compañeros tendrán el mismo perfil que tú
Una idea equivocada es pensar que estudiarás con gerentes de traje y corbata. En realidad, una maestría en administración de empresas reúne a personas muy diferentes: hay emprendedores que quieren escalar su negocio, profesionistas que buscan cambiar de rubro y personas que retoman sus estudios tras varios años.
Esto enriquece mucho las clases, escuchar cómo toma decisiones una ingeniera industrial o cómo ve el marketing una nutricionista, amplía tu mirada. Aprendes más del contraste que de la coincidencia. Pero también implica adaptarte a ritmos, estilos y formas de trabajar distintas.
4. Estudiar una maestría en administración de negocios no garantiza ascensos inmediatos
Aquí viene uno de los puntos que menos se dicen: no porque tengas el título al mes siguiente te van a subir el sueldo. La maestría es una inversión a mediano plazo, hay que tener paciencia y, sobre todo, aplicar lo aprendido de forma visible y estratégica.
No obstante, con el tiempo se nota el cambio, te vuelves más resolutivo, más ordenado, y eso se refleja en los resultados que entregas. Si bien los ascensos no caen del cielo, sí se abren nuevas puertas, incluso en áreas que no habías considerado antes de comenzar el posgrado.
5. Elegir bien la universidad sí marca la diferencia en tu experiencia y networking
No todas las maestrías valen lo mismo, aunque digan lo contrario. Elegir dónde cursarla afecta no solo lo que aprendes, sino con quién te conectas y cómo perciben tu formación en el mundo profesional. No es igual compartir clase con personas activas en el sector que hacerlo en un entorno desconectado de la realidad laboral.
Por ejemplo, una universidad como UVM cuenta con una maestría en negocios pensada para quienes ya trabajan. El plan está enfocado en casos reales, tiene validez oficial y una red activa de egresados. Eso hace que no solo estudies, sino que te conectes con gente que está resolviendo problemas reales día a día.
Puntos importantes antes de inscribirte en una maestría en negocios:
• Que tenga validez ante la SEP y RVOE vigente.
• Que la modalidad se ajuste a tus horarios reales.
• Que cuente con docentes activos en el sector.
• Que exista una red de exalumnos con contacto profesional.
Estudiar una maestría en negocios no es una garantía de éxito inmediato, pero sí puede ser una herramienta poderosa si sabes cómo usarla. Es exigente, retadora y requiere compromiso real, pero también transforma la forma en que ves tu profesión y te abre a oportunidades que antes no considerabas.
La jamaica, una aliada para la salud
Comparte esta nota: