El consumo regular de calabaza puede fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la salud ocular, favorecer la digestión y proteger el corazón
Durante la temporada de Halloween y Día de Muertos, la calabaza suele ocupar un lugar destacado en la decoración y la cocina. Sin embargo, más allá de su valor cultural, esta fruta originaria de América del Norte ha ganado reconocimiento en años recientes como un alimento altamente nutritivo.
De acuerdo con investigaciones de la Universidad de California, las semillas más antiguas de calabaza halladas en México datan de entre los años 7000 y 5550 aC, lo que confirma su relevancia histórica en la dieta de las culturas originarias.
Hoy, su popularidad ha trascendido lo gastronómico para consolidarse como un “superalimento”.
Beneficios nutricionales
Las semillas de calabaza son una fuente importante de magnesio, proteínas y zinc, mientras que su pulpa destaca por su alto contenido en fibra, antioxidantes y vitaminas esenciales, como A, C y E.
Según expertos citados por VeryWell Health, su consumo regular puede fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la salud ocular, favorecer la digestión y proteger el corazón. Estos beneficios están vinculados principalmente a la acción de compuestos como el betacaroteno, que se convierte en vitamina A y ayuda a prevenir enfermedades oculares como las cataratas o la degeneración macular.
En cuanto al sistema inmunológico, se ha observado que las vitaminas A, C y E fortalecen la mucosa intestinal, reducen infecciones y mejoran la respuesta inmune del organismo. La fibra dietética que contiene también contribuye al equilibrio de la microbiota intestinal.
Salud digestiva, cardiovascular y control de peso
El contenido elevado de fibra y agua favorece la sensación de saciedad, lo que puede ayudar en el control del peso corporal. Además, su bajo contenido en almidón la convierte en una opción viable para personas que buscan reducir su ingesta de carbohidratos.
Así mismo, la combinación de potasio, calcio y magnesio en la calabaza es útil para regular la presión arterial y disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En el ámbito digestivo, sus polisacáridos estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas, mejorando la salud intestinal.
Potencial frente a enfermedades
Estudios preliminares sugieren que una dieta rica en antioxidantes como el betacaroteno podría estar relacionada con una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer, aunque los expertos advierten que la evidencia aún no es concluyente.
También se ha estudiado el papel de la calabaza y sus semillas en la regulación de la glucosa en sangre, lo cual podría ser relevante para personas con diabetes o en riesgo de desarrollarla, gracias principalmente a su aporte de magnesio.
Composición nutricional
Datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) indican que una taza de calabaza enlatada contiene aproximadamente 137 calorías, 7 gramos de grasa, 19 gramos de carbohidratos, tres gramos de proteína y siete de fibra, además de calcio, hierro, magnesio y vitaminas A, C y E.
En cuanto a las semillas, una porción de 28 gramos aporta 163 calorías, 13.6 gramos de grasa, 4.2 gramos de carbohidratos, 8.5 gramos de proteína y 1.8 gramos de fibra, junto con minerales esenciales que benefician tanto la salud cardiovascular como la digestiva.
Usos culinarios
Gracias a su versatilidad, la calabaza puede ser utilizada en una amplia variedad de recetas, tanto dulces como saladas. Es ideal para preparar sopas, pastas, panes, batidos o postres. Las semillas, por su parte, son un complemento nutritivo para ensaladas, cereales o como ‘snack’ saludable.
Para tomar en cuenta
Las vitaminas y antioxidantes que contiene la calabaza también contribuyen al cuidado de la piel, a reducir los efectos del daño solar y prevenir el envejecimiento prematuro.
Precauciones y recomendaciones
Aunque la calabaza es segura para la mayoría de los adultos sanos, se recomienda precaución en caso de alergias alimentarias. Los especialistas sugieren evitar el consumo de calabaza cruda no lavada o mal cocida, y consultar a un profesional de la salud en casos particulares como embarazo, lactancia o consumo de medicamentos específicos.
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