Gracias al trabajo de preservación de cocineras y cocineros tradicionales, el nopal en penca –con sus raíces indígenas– ocupa un lugar destacado entre los patillos de la gastronomía del estado de Querétaro
Sin duda alguna, el nopal es un ingrediente primordial en el universo de la gastronomía mexicana, ya sea por su precio económico o por su versatilidad para acompañar cualquier tipo de preparación. Sin embargo, en el estado de Querétaro existe un platillo tan peculiar como ancestral: el nopal en penca.
Dadas sus características como una especie que resiste el calor y la sequía, el nopal es un cultivo ideal para aquellas zonas calurosas o semidesérticas de México, tal es el caso de la región del Semidesierto que abarca municipios queretanos como Ezequiel Montes, Tolimán, Colón, Cadereyta y Peñamiller.
En esos lugares, los antiguos indígenas otomíes emplearon las pencas de nopal, es decir, la parte más gruesa de la planta para preparar un platillo que ha ido transformándose hasta convertirse en un manjar en las mesas de los restaurantes de comida tradicional mexicana.
Al cortar y abrir la penca, esta se convierte en un recipiente natural donde se agregan nopales picados, jitomate, cebolla, ajo y chile. La anterior es la recete original, pero con el tiempo se le han ido añadiendo ingredientes como carne de res, pollo, chorizo, cerdo y hasta mariscos que han enriquecido su sabor y aportación nutrimental.
Gracias al trabajo de preservación de cocineras y cocineros tradicionales, el nopal en penca es un platillo con raíces ancestrales que se he ganado un lugar en los restaurantes de sitios como el Pueblo Mágico de Bernal, Tequisquiapan, San Juan del Río y la propia ciudad de Querétaro.