El consumo moderado de estos frutos es beneficioso por muchas razones, destacando su contenido en vitaminas, minerales y fibra; ayudan a mantener sanos el sistema nervioso, el aparato digestivo y la piel, y son una buena fuente de energía
“Son tantas las propiedades de los dátiles, que ya desde la Antigüedad, árabes, griegos, hebreos y egipcios llamaban a la palmera datilera, que es el árbol del que proceden, el árbol de la vida”, señala Laura Sánchez, experta en nutrición del Hospital Universitario La Luz (HULL), del grupo español de asistencia sanitaria Quirónsalud. Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español (MAPA), añaden que, a raíz de las propiedades nutritivas de los dátiles, los fenicios llamaban a la palmera datilera el árbol de dios, ya que se podía sobrevivir viajando por el desierto con un puñado de estos frutos, los cuales llegaron a América durante la colonización, con las migraciones españolas.
La palmera datilera o palmera real (Phoenix dactylifera) es una especie notable dentro de su familia botánica, las arecáceas, puede alcanzar los 20 metros de altura, tiene un tronco de 30 a 40 centímetros de anchura, está presente de forma natural en el norte de África y suroeste de Asia, y es cultivada en las riberas septentrionales del mar Mediterráneo.
Su origen se atribuye al norte de África y a Asia, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre este punto.
Alto contenido nutrimental
La nutricionista Sánchez señala que los dátiles, destacan por su contenido en vitaminas y minerales. “Son frutos ricos en potasio y magnesio, dos sustancias importantes para el sistema nervioso; en niacina (vitamina B3), que ayuda a mantener sanos el sistema nervioso, el aparato digestivo y la piel, y en fibra alimentaria, sustancia vegetal que contribuye a prevenir el estreñimiento, además de ser una buena fuente de energía”, puntualiza.
La morfología del dátil es ovalada y cuenta con una semilla interior y una pulpa pegajosa de color anaranjado marronáceo, todo envuelto en una piel brillante, según lo describe la experta del HULL.
Explica: “Los dátiles Medjool y Deglet Noor son las variedades más frecuentes para el consumo y, contrariamente a lo que muchos piensen, el dátil no es una fruta desecada, sino que este fruto se seca ya en el propio árbol con el sol, para después ser recolectado” .
"Consumir hasta tres dátiles al día puede ser un perfecto tentempié para nuestro día a día y obtener todos sus beneficios nutricionales", subraya Sánchez.
Precauciones y contraindicaciones
Destaca que este fruto puede ser una importante alternativa como condimento para quienes quieran endulzar sus platos de la manera más saludable, evitando los azúcares blancos o edulcorantes, aunque en el caso de padecer diabetes, se aconseja restringir su consumo, según defiende esta especialista.
A la hora de incorporar este fruto a tus platos o a tu dieta, “debes tener en cuenta que, aunque es un alimento saludable, tiene un alto contenido en azúcares, por lo que no hay que consumirlo en exceso, porque puede ser contraproducente”, explica.
Sánchez advierte que, igual que ocurre con los zumos, no es igual consumir los dátiles enteros que triturados, ya que cuando se trituran, desaparece la fibra y aumenta la cantidad de azúcar en el producto final que se ingiere.
Buenos para el corazón
El consumo moderado de dátiles puede ser beneficioso para el corazón, ya que uno de los minerales más destacados que contienen, el potasio, ayuda a reducir el riesgo de patología cardiovascular y la presión arterial, según esta nutricionista.
Benefician la piel y el cabello
Las propiedades antioxidantes de estos frutos “favorecen la salud de la piel y el cabello, confiriéndoles un aspecto más brillante y sano, y son determinantes a la hora de reducir la inflamación del cuerpo y prevenir ciertas enfermedades", agrega Sánchez, destacando que estos frutos son ricos en potasio, hierro, calcio, magnesio y otras vitaminas del grupo B, C y A.
Aliados del intestino, los huesos y el cerebro
Los dátiles también contienen abundante fibra, compuesto vegetal que aporta saciedad, “algo fundamental para quien quiera bajar peso”, además de mejorar la microbiota (conjunto de microorganismos beneficiosos) del intestino y nuestra salud intestinal en general, evitar el estreñimiento y ayudar a prevenir enfermedades, incluso ajenas al tracto digestivo, puntualiza.
Estos dulces frutos destacan por su alto contenido de minerales, como magnesio, fósforo y calcio, que claramente pueden contribuir a mantener nuestra salud ósea, añade la nutricionista.
Consejos para comprarlos y conservarlos
Consultada por EFE acerca de qué variedades o tipos de dátiles son más nutritivos y saludables, Sánchez señala: “En función de los tiempos de maduración, lo cual hace que varíen su textura y consistencia, podemos clasificar los dátiles en tres categorías: blandos, semisecos y secos”.
Luego explica: “Independientemente de su categoría, todos tienen un alto porcentaje de azúcares, en torno a un 60 por ciento, por lo que son una importante fuente de energía”.
Por otra parte, señala: “Los dátiles blandos son los más húmedos y los que más azúcares tienen; los semisecos son carnosos y jugosos; mientras que los secos son más duros y secos”, describe.
Además de los Medjool y Deglet Noor, los más frecuentes, “hay cientos de variedades de dátiles, con diferentes colores, formas, texturas y sabores, como Halawy, Barhi, Mozafati, Zahidi, Sukkari, Khadrawy y Hayani, así como los dátiles Piarom, también conocidos como Maryam o ‘dátiles chocolate’, que son los más caros y lujosos del mundo”, puntualiza.
Para comprar dátiles de buena calidad, Sánchez recomienda asegurarse de que “a simple vista presenten un color marrón-negro brillante y jugoso; que no estén demasiados arrugados ni secos, y que no tengan manchas blancas que indicarían que su azúcar se ha cristalizado, ni tampoco negras, que indicarían la presencia de moho”.
Otro aspecto que “debemos tener en cuenta es que el embalaje o envase de los dátiles esté bien cerrado y sin golpear”, añade.
Respecto a cuál es la mejor forma de conservar estos frutos, señala: “Los dátiles blandos y semisecos necesitan refrigeración (incluso algunas veces congelación para conseguir que duren más), mientras que los secos se pueden almacenar a temperatura ambiente”.
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