La tensegridad biológica equilibra el cuerpo y las emociones, y el método y’u®️ restaura esa armonía mediante el movimiento y la percepción. La intuición corporal es una función neurobiológica que une el sentir y la conciencia
Movernos desde la tensegridad
Cada vez que nos movemos, un delicado sistema de cuerdas y tensores invisibles mantiene el equilibrio interno de nuestros tejidos. Esa red se llama tensegridad biológica, concepto descrito por Donald Ingber en Harvard, en 1993.
La tensegridad no es solo física: explica cómo los microtensores celulares responden a las emociones, la respiración y la percepción. Cuando algo se rompe, por estrés, dolor, miedo o rigidez, el cuerpo pierde coherencia y aparece la enfermedad.
El método y’u®️, basado en neuroingeniería y biomecánica aplicada, busca restaurar esa coherencia a través del movimiento, la percepción y la emoción. Al movernos desde la tensegridad, no forzamos: fluimos con el diseño natural del cuerpo.
La intuición corporal: ciencia del sentir
La intuición no es magia, es neurobiología. Nuestro sistema nervioso central interpreta señales internas (interocepción) y externas (exterocepción). El córtex insular, el cerebelo y el sistema límbico crean mapas sensoriales que nos permiten “sentir lo que sentimos”. Estudios del Dr. Bud Craig (“Nature Reviews Neuroscience”, 2002) muestran que esta percepción interoceptiva define la conciencia corporal y el estado emocional.
Cuando el cuerpo “sabe” antes que la mente, es porque el sistema nervioso ya ha procesado millones de datos internos y externos para mantenernos vivos. Con el método y’u®️, aprendemos a escuchar esa intuición y transformarla en bienestar tangible.
Mimetizarte: más allá de imitar
No imitamos, nos convertimos. Cuando un león joven observa a su madre cazar, no la copia: es ella. Su sistema nervioso activa los mismos circuitos motores, hormonales y perceptivos que observa. Este fenómeno está documentado por las neuronas espejo, descubiertas por Giacomo Rizzolatti y Vittorio Gallese en la Universidad de Parma, en los 90. Estas neuronas permiten mimetizar estados y acciones, abriendo la puerta a la empatía y al aprendizaje somático. Cuando nos mimetizamos con un personaje, como los del universo y’u®️, activamos simultáneamente redes neurológicas, musculares y emocionales; no solo pensamos como ellos, los sentimos y los encarnamos.
Entrar en otra realidad: los personajes y’u®️
Imagina hoy convertirte en Mario el Mar. Tu cuerpo se vuelve líquido, adaptable; fluyes entre lo que llega y lo que se va. O en la Paloma, ligera, emplumada, con una respiración que se abre transversalmente mientras “sacudes” el exceso de tensión.
Los animales, como mostró Jaak Panksepp (Affective Neuroscience, 1998), vibran o sacuden para descargar energía acumulada y sanar.
O sé Flamabel, la energía matinal, gaseosa y ardiente, que transforma lo que no necesita y conquista con entusiasmo. Al hacerlo, cambia tu fisiología: se modulan tus ondas cerebrales, la frecuencia cardiaca se sincroniza y el sistema nervioso parasimpático se activa, induciendo calma y regeneración.
La enfermedad como desequilibrio
La enfermedad no es castigo, es una falta de ajuste en los programas de autorregulación. Todo organismo busca homeostasis. Robert Sapolsky, neuroendocrinólogo de Stanford, ha descrito cómo el cuerpo genera cortisol y adrenalina ante estímulos que percibe como amenaza. El problema es que permanecemos “en alerta” incluso sin peligro real.
El método y’u®️ no reprograma, sino que le da a tu sistema variabilidad y nuevas posibilidades. A través del movimiento y la percepción, tu cuerpo genera un collage con sus propias experiencias y, desde allí, elige de manera autónoma lo que necesita y cuándo utilizarlo. Este proceso natural te aleja del dolor, el sufrimiento y la enfermedad, porque devuelve al organismo su capacidad innata de equilibrio.
Neuroingeniería de la felicidad
La neuroplasticidad permite que el sistema nervioso modifique su estructura y función. Norman Doidge lo demostró en The brain that changes itself (2007). Cuando te mimetizas con un personaje y’u®️, generas nuevos patrones neuronales: estás educando la red motora, sensorial y emocional. Cada vez que lo haces, tu cerebro registra nuevas opciones de movimiento, tus fascias liberan tensiones y tus órganos se oxigenan. La dopamina y la serotonina aumentan, generando bienestar sin esfuerzo ni dolor.
Sanar desde el origen
Toda la filosofía y’u®️ parte de una premisa ancestral: “Es de origen sanarnos. Es de origen la ‘no enfermedad’”. El cuerpo fue diseñado para ajustarse, no para deteriorarse. A través de la conciencia, el movimiento y la emoción, podemos recordar esa arquitectura original de salud. Así, al mimetizarnos con Mario el Mar, la Paloma o Flamabel, no jugamos: entrenamos la plasticidad, restauramos la tensegridad y reeducamos la emoción.
Atrévete hoy Intenta hoy
convertirte en tu personaje y’u®️ favorito. Siente cómo cambia tu percepción: tu respiración, tu postura, tu tono de voz, tu energía. Al hacerlo, estás enviando a tu sistema nervioso un mensaje profundo: “Estoy vivo, me adapto, me transformo”.
Y’u®️ nos recuerda que la felicidad no se busca, se elige y se activa desde adentro.
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