martes, 28 de octubre de 2025

Los colores de Halloween

Por: AGENCIA EFE • 28 de octubre, 2025
Los colores de Halloween

En octubre, los colores negro, naranja y morado, característicos de Halloween, se integran no solo en la decoración, sino también en la moda, el maquillaje y la cosmética

Uno de los fenómenos visuales más llamativos de octubre es la paleta cromática de Halloween: negro, naranja y, cada vez más, morado, que de forma sutil se cuelan entre maquillaje y prendas con la llegada de esta fecha.

Estas tonalidades han trascendido la mera decoración para colarse en las pasarelas, en la cosmética y en la moda urbana, generando una estética reconocible al instante. El desafío para las firmas es darles vuelta a esas tonalidades y proponer reinterpretaciones frescas sin traicionar su carga simbólica.

La alquimia cromática de Halloween: raíces ancestrales

La explicación tradicionalmente aceptada para el uso del negro y el naranja proviene del antiguo festival celta de Samhain, antecedente de Halloween. Esa celebración marcaba el fin de la cosecha y el arranque de la estación oscura. Los celtas creían que en esa noche del 31 de octubre, el límite entre los vivos y los muertos se estrechaba.

En ese contexto simbólico, el negro representa lo desconocido, la muerte y el vacío que acecha. Por su parte, el naranja alude al fuego de las hogueras que se encendían para protegerse de los espíritus y al tono de los frutos del otoño, especialmente de la calabaza, que se transformaría en símbolo visual de la festividad. Con el paso de los siglos, ese contraste entre vida y muerte, luz y sombra, se mantuvo como clave estética. El morado, en cambio, es un “invitado moderno” que ha crecido en los últimos años dentro de las decoraciones y las colecciones temáticas. Se le asocia con el misterio, la brujería y el terreno espiritual.

De la decoración al vestido: Halloween como inspiración estética

Hoy en día, Halloween ya no es solo una fiesta infantil ni un trámite decorativo: se ha convertido en una fuente referencial para diseñadores que buscan incorporar atmósferas tétricas en sus colecciones de otoño e invierno.

En esas propuestas, las combinaciones tradicionales conviven con variaciones: negro carbón como base, naranja quemado como acento y toques de morado profundo para dotar de sofisticación al conjunto.

En las prendas de abrigo se imponen lanas en antracita con ribetes en naranja oxidado. Vestidos en tafetán negro se multiplican con faldas asimétricas que incluyen estampados de calaveras en gris y morado.

Las chaquetas ‘biker’ adquieren interioridades en tonos cálidos (terracota, ocres) que se asoman sutilmente al abrir las solapas. En accesorios, las gargantillas de terciopelo morado o negro con pequeños detalles en naranja se convierten en guiños elegantes a la estética de la ocasión.

Algunas firmas ya han ido más lejos: en Estados Unidos y México se observa la tendencia ‘Summerween’, que traslada el espíritu Halloween al verano, combinando esos tonos tradicionales con colores veraniegos (coral, verde lima y aqua) para una estética híbrida entre lo festivo y lo natural.

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Psicología del color aplicada al estilismo otoñal

Detrás de cada tono existe un discurso emocional: el negro, más allá de evocar luto o misterio, es un “guardián” de texturas, pues absorbe luz, define volúmenes y realza detalles.

En las colecciones inspiradas en Halloween, sirve como lienzo base para que los matices cálidos resalten sin caer en la saturación.

El naranja invade con energía. No es un naranja chillón, sino versiones terrosas, quemadas, rojizas, evocando a las calabazas maduras, que aportan dinamismo y vitalidad. Ese contraste entre lo oscuro y lo intenso obliga a las combinaciones a conservar equilibrio.

El morado, si bien no cuenta con raíces ceremoniales profundas en Halloween, funciona como “puente cromático”. Al mezclar lo cálido y lo frío, permite graduar el riesgo visual. Un oscuro berenjena o un violeta profundo sostiene prendas en negro sin resultar monótono.

Cómo trasladar la estética a prendas de uso cotidiano

Para que el código Halloween se integre al armario diario hay que ajustar su intensidad. Aquí hay algunas claves. Usa tres tonalidades como máximo: evita recargar y escoge una base (negro), un acento (naranja quemado) y un matiz secundario (morados sutiles).

Pon texturas que dialoguen: terciopelo, satén, encaje o cuero mate permiten que los colores adquieran volumen sin perder elegancia.

Coloca detalles estratégicos: puños con bordado, forros, ribetes o estampados pequeños (calaveras, telarañas) permiten homenajear Halloween sin caer en el disfraz.

Utiliza maquillaje y uñas como extensión cromática: las sombras en morado profundo, los delineados negros difuminados o el esmalte naranja metalizado refuerzan la armonía general. Usa accesorios minimalistas: pendientes pequeños, hebillas, cinturones, calcetines con motivo sutil. El exceso visual puede restar.

Tendencias recientes y futuras rupturas

En los últimos años, diseñadores emergentes han explorado tonos inesperados: verde musgo, terracota oscura o azul petróleo. Algunos combinan esos tonos con el negro para refrescar la paleta tradicional. También está en auge la inversión cromática: usar el naranja como base neutra y añadir toques de negro en accesorios o pantalones.

La tendencia ‘Summerween’, por su parte, sugiere que el espíritu de Halloween puede superar el otoño, mezclándose con colores pastel o neón para romper con la estacionalidad. Ese tipo de adaptaciones indica que el código cromático no está cerrado, sino abierto a reinterpretaciones provocadoras. 

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